Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Zamiatin
Lo que más disfruto en Navidad es de la cantidad de amigos desconocidos que me abrazan y felicitan. Nada sé de ellos (y supongo que viceversa), pero les correspondo encantado porque estamos en fechas de amor. De amor y corrupción, como viene siendo habitual. También disfruto, como en todas las épocas vacacionales, de la lectura. Yo suelo tener dos hábitos de lectura: la de lectura de diario, que comprende libros de actualidad, los que escriben o prologan mis amigos y, en fin, todo lo que se lee cada día que por eso es la lectura de diario; y la lectura vacacional, más placentera, que suele ser mayormente relectura, y en la que casi siempre cae un repaso a los clásicos. Y no sé por qué, estos días, entre ágapes múltiples, me ha dado por releer “El sueño de Escipión” de Marco Tulio Cicerón ¿Será por el panorama que tenemos en España? Bueno, leer a Cicerón siempre me ha parecido importante e interesante y, concretamente, esta pequeñita obra, que se enmarca dentro de su “De re pública” (La Republica), es una delicia. Debieran leerla todos los que se dedican a la res pública. Les cuento un poquito.
El Escipión que tuvo el sueño fue, el militar y político romano, Escipión Emiliano. Soñó que se le apareció su abuelo, nada menos que Publio Cornelio Escipión Africano, vencedor de Aníbal en la Segunda Guerra Púnica y defensor a ultranza de los valores de la República de Roma. Se le apareció para aleccionarle y decirle, entre otras cosas, que los Imperios, por grandes que sean, se derrumban cuando sus lideres pierden de vista el bien común; que la verdadera grandeza está en poner el bienestar colectivo por encima del bien personal. Reflexión, sin duda, aplicable a la España actual. El Africano, le enseña al nieto a tener una visión cosmogónica del universo. Le recuerda lo pequeño que es el ser humano en comparación con la vastedad del cosmos y, al mismo tiempo, le revela que la verdadera trascendencia de una persona no depende de su fama o poder, sino de cómo contribuye al bien común.
Escipión Africano le pone de manifiesto la gran importancia que tiene la ética en la política: “Los políticos que anteponen sus intereses a los de la sociedad parecen olvidarse de los ideales republicanos, y esto provoca una desconexión con los valores que deberían guiar el servicio público”. Y continúa: “Nada es más noble que luchar por el bienestar de los demás”. Una frase actualmente válida cuando pensamos en los desafíos que tenemos en España, donde la política parece más una lucha de egos que un esfuerzo por mejorar la vida de los ciudadanos. Sería bueno, estas Navidades, recordar con las lecciones que Cicerón pone en boca de Escipión Africano que, si queremos una España más justa y equitativa, hemos de exigirle a nuestros políticos servir a nuestra patria con virtud, con honestidad y sacrificio. Si no, que escuchen el mensaje de los extremeños este domingo.
También te puede interesar
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Zamiatin
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Para una vez que acertaba…
Cambio de sentido
Carmen Camacho
Plácido
La ciudad y los días
Carlos Colón
La noche de las mentiras
Lo último