NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Todos pensábamos que estaba zumbado. Era nuestro amigo y entrañable. Pero había días que no podíamos evitar pensar que le faltaba un tornillo. O si no, ¿qué ibas a pensar de un tío, grande como un armario empotrado, que cuando me corté con una navajilla en mi primera excursión de chavea, se puso a curarme el dedo envolviéndolo en unas hojas con poderes curativos. Ni en los TBO del Llanero Solitario tenían los viejos chamanes tanto conocimiento. ¡qué equivocado estábamos! Era un visionario que hace 45 años ya sabía lo que la ciencia paranormal estadounidense nos depararía. Y es que estamos frente a una verdadera revolución en el campo de la salud. Si la propuesta de Trump de tratar la COVID con una inyección de desinfectante y luz solar ya nos pareció un hallazgo sin precedente (al que no le resta importancia que él y su señora esposa se vacunaran en secreto antes de terminar su anterior mandato), la propuesta su actual Secretario de Sanidad de tratar el sarampión con aceite de hígado de bacalao, rico en vitamina A, nos retrotrae a los remedios del hambre de la posguerra. Que en nuestra miopía por ser modernos abandonamos. Tan solo le ha faltado complementar el tratamiento proponiendo que enciendan dos velas a San Juan de Dios, patrono de los enfermos. Pero ahí, se nota que el hecho de que buena parte de sus votantes profese la fe protestante le ha impedido recomendar las propiedades curativas de una buena rogativa. ¿Qué habría pensado su jefe si, por causa de una lengua incontrolada, se hubieran llenado las calles de Alabama de panchitos en santa procesión cual columna de inmigrantes piojosos? Aunque también es cierto que, el hecho de que el Papa haya optado por ir al hospital en lugar de quedarse en el Vaticano ha debido hacerle pensar. O no. Porque a saber en qué está pensando un Secretario de Sanidad que da crédito a quienes sostienen que las estelas de los aviones se producen porque nos fumigan para controlar el clima, propagar enfermedades y controlar nuestras mentes. ¡Cómo si no tuviéramos ya bastante con Twitter! Y es que, por mucho que haya estudiado en Harvard y la London School of Economics, de donde no hay no se puede sacar. O como siempre se ha dicho, lo que natura non da, Salamanca non presta. Pero estemos tranquilos. A la vista de lo que avanza el Servicio de Salud americano, en el momento que aumenten los casos de anemia, recetarán que chupen candados.
También te puede interesar
NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Manual de disidencia
Ignacio Martínez
Un empacho de Juanma
Postdata
Rafael Padilla
Mi mochila
La esquina
José Aguilar
Los hombres del presidente
Lo último