El desenfoque

Raquel / Garrido

tempus fugit, qué gran verdad

17 de julio 2013 - 01:00

PERDÓNENME si hoy estoy algo reflexiva y un tanto nostálgica. Sé que no es lo que toca en verano, la época del año tradicionalmente más alegre y divertida, y que ese estado de extraña melancolía es más propio de los meses en los que empieza a oscurecer a media tarde. Pero hay días en los que, sin saber por qué y sin tener un motivo claro, simplemente uno se para a pensar en lo rápido que pasa la vida a nuestro alrededor y en lo poco que valoramos y le dedicamos tiempo a las cosas que verdaderamente tienen importancia por ese ritmo trepidante en el que transcurre el día a día. La frase que la semana pasada me dijo un amigo al respecto me hizo pararme en seco y salir por un momento de ese bucle diario en el que normalmente no te da tiempo ni a pensar. "Nos pasamos media vida esperando a que llegue la otra mitad y al final terminamos por no disfrutar ninguna". Cuando es lunes queremos que sea ya viernes, cuando estamos trabajando deseamos que lleguen cuanto antes las vacaciones, cuando estamos de vacaciones perdemos parte de ellas pensando en que se van a terminar y así siempre encontramos un motivo para no disfrutar del todo de un tiempo que no volverá jamás. Porque mientras tanto, la vida sigue. Tempus fugit decían los romanos en alusión a que el tiempo vuela y que transcurre más rápidamente de lo que nos creemos. Tanto que a veces da miedo. ¡Qué gran verdad! No le di tanta importancia a esa expresión cuando la oí por primera vez en clase de latín en el instituto. Quizás en estos días ha cobrado para mi más sentido que nunca. Personas jóvenes a las que conozco que luchan contra enfermedades impropias de la etapa de la flor de la vida, otros que se han ido para siempre, amigos que tienen que hacer sus maletas de toda una vida y buscar su futuro fuera de aquí, auténticos dramas económicos y familiares cada vez más cerca y, en definitiva, demasiada miseria humana que debe remover nuestras conciencias de vez en cuando para entender que no podemos permitirnos el lujo de desaprovechar ni un segundo de la vida y valorar lo que realmente merece la pena. El poeta romano Horacio hizo célebre la que para mi es la frase que resume a la perfección esta retahíla filosóficade la que os hecho partícipes: Carpe diem, disfruta el momento. Desde pequeña siempre había oído de los mayores eso de que con la edad y la experiencia uno iba viendo las cosas de otra manera y valorando la vida desde otra perspectiva. Tal vez es que simplemente me voy haciendo mayor.

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