
El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
Los del cine
Bloguero de arrabal
Qué faena me ha hecho Andrés Cárdenas! Tenía tomadas unas notas para mi artículo de esta semana sobre la desaparición de los sin techo de las vías públicas con motivo de la celebración en Granada los próximos días 6 y 7 de la Cumbre Europea y del Congreso Europeo Informal. Incluso me había ocupado de saber cómo llaman en París, Londres o Nueva York a las personas que duermen en los bancos públicos, en los cajeros o en rincones de la ciudad, embutidos en sacos de dormir o protegidos de la intemperie por un techo de cartones. Pero Cárdenas se me ha adelantado con la publicación de su artículo sobre tan delicado asunto. Cuando lo he leído he pensado que, como dijo JRJ del poema, mejor no tocarla más, que así de dolorosa e injusta es la pobreza. Me he quejado al periodista: “Genial, querido Andrés, redondo, pero me has jodido mi columna semanal. ¿A ver de qué escribo yo ahora? Me has dejado a la intemperie. Sin techo, sans abri, homeless total, clochard, sin remedio, con mi folio en blanco, como un gilipollas. Y no es la primera vez que me lo haces”. Y no he tenido más remedio que recurrir al sentencioso Paolo Collejo para que me suministre material para esta columna. Pero lo he cogido en su momento Nostradamus y solo me ha enviado una predicción: Sánchez, el más pillo, el boss de una política vacía, terminará por romperles las piernas a unos y a otros. Habrá nuevas elecciones. Él las ganará. Su argumento: “He hecho todo lo posible por formar gobierno, pero estos cafres no me han dejado. Como caballos salvajes, tiran del ser de España, cada uno para su lado. Votadme, para que no nos rompan la patria”. Lo contradigo porque estoy seguro de que Sánchez, terminará formando lo que él llama “gobierno progresista”. Por mi parte, y para que Cárdenas no se me vuelva a adelantar, ya estoy trabajando sobre el tema del liderazgo de Sánchez. W.W. Meissner, S.J., en su libro Ignacio de Loyola. Psicología de un santo (Ed. Anaya & Muchnik, 1995), me ha puesto sobre la pista de tres tipos de liderazgo: el reactivo, el autoengañoso y el constructivo. Parece que el fundador de los jesuitas poseía los tres. Cuando tenga el asunto bien estudiado, os prometo, dilectos lectores y lectoras, que dejaré constancia de mis cavilaciones en este diario. “¡Andrés, Sánchez ni tocarlo, porfi, que así es la rosa!”.
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