Tragarte tus palabras

Diciembre es un mes en el que celebramos el nacimiento del Niño Jesús, mientras la Parca afila la guadaña por lo bajini. Y ojito a enero, que es el mes del año en el que mueren más personas en España, según datos del según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2023. La contrariedad de palmar durante las fiestas navideñas es que, mientras unos están en los brindis y las celebraciones, otros se rompen por dentro de duelo y dolor. Un recuerdo agridulce que les perseguirá durante las navidades futuras por la ausencia del ser querido.

Este martes 4 de enero falleció Jorge Martínez, Jorge Ilegal, al que dediqué uno de los textos más groseros que haya publicado nunca: “Jorge, el macarra Legal”. Tal vez, poseído por un espíritu punk sin gracia alguna a estas edades viejenials. Todavía tengo impresa la entrada de la gira “Joven y Elegante”, que se iba a celebrar el 24 de octubre en la Sala París 15 Cencahreliland suspendida sin entrar en detalles. Un cáncer de páncreas fulminó Jorge Martínez este tiarrón de 1,90 en dos meses.

Muy ignorante le envié varios mensajes de ánimo que quedaron sin responder e incluso intenté conversar con él. La última vez fue el pasado martes, antes de que se diera a conocer la devastadora noticia. Es más, a una amiga recién operada , metiendo la pata como me acostumbra, le sugerí la canción de Jorge Martínez que comienza así: “Quiero ser millonario, para olvidarme de los amigos. Llenar mi piscina de champán rosa, coleccionar chicas con cicatrices. Bañarme desnudo en las fuentes públicas, ir personalmente a pagar las multas”.

A estas alturas de la semana, los interesados en la figura y legado musical de Jorge Martínez ya habrán leído excelentes obituarios. A mí solo me queda tristeza, vergüenza y la certeza de que me tengo que tragar y masticar mis palabras en papel. Atragantarme como acto de constricción. También un homenaje a la música que creó, la energía indomable que transmitía en el escenario, admiración de quienes lo escucharon y trataron. Jorge se fue en el mes de las estadísticas más frías, pero su arte, rebelde y vital, desafía cualquier cifra.. Al final, comerse las palabras inapropiadas puede ser el primer paso para encontrar otras nuevas, más limpias y honestas, con las que honrar a la verdad que en estos tiempos tanto escasea.