Las crueles matanzas con armas de fuego en centros escolares o comerciales de EEUU como las recientes de Buffalo y Uvalde en Texas, ponen en evidencia la fragilidad moral de una nación que se ve incapaz de detener estas horrible tragedias. "¿Cuando en el nombre de Dios, vamos a plantarnos frente al lobby de las armas"? se preguntaba el presidente Biden.

Que EEUU lidere la defensa del mundo occidental como garante de la seguridad internacional y de valores como la libertad y la democracia, cuando al mismo tiempo se muestra incapaz de impedir estos ataques a la seguridad y libertad de sus propios ciudadanos, produce una grave consternación mundial por cuanto manifiesta la preocupante debilidad de su sistema democrático, sometido a la servidumbre de siniestros lobbys como el de las armas o el de las clínicas abortivas.

La Segunda Enmienda de la Constitución americana dice que "siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar armas no será infringido". Es decir que la seguridad del Estado justifica que sus ciudadanos estén armados para oponerse a una posible tiranía del Estado, algo impensable en cualquier Constitución europea.

Posteriormente una polémica sentencia del Tribunal Supremo en el año 2010, garantizó el derecho individual a poseer y llevar armas, declarando ilegal cualquier restricción local o estatal a este derecho. Esto explica que, por ejemplo, en EEUU una entidad bancaria como la North Country Bank premie la apertura de una cuenta al cliente con un fusil, mientras que las municiones se pueden obtener fácilmente en un supermercado junto a bricks de leche o juguetes para niños.

Por el contrario nuestra legislación sobre el comercio, tenencia y uso de armas es muy restrictiva. Así lo atestigua el Real Decreto de 29 de Enero de 1993 que aprueba el Reglamento de Armas, modificado posteriormente para incorporar algunas directivas europeas. Su aplicación cuenta con el inestimable control y supervisión profesional de la Guardia Civil. Al menos en España y en Europa las leyes y una cultura más proteccionista de los derechos y libertades, impiden o cuanto menos no facilitan, la ejecución de actos criminales como la reciente matanza de 19 niños y 2 profesoras hispanas en la escuela de Texas.

Quienes en el Oeste americano resolvían sus problemas y diferencias con pistolas al cinto o exterminaban a sus tribus nativas para adueñarse de sus tierras, podrán intentar liderar el mundo con su potencial armamentístico y tecnológico, pero no podrán hacerlo nunca en nombre de una nación que antepone sus fundamentos morales y la seguridad de sus ciudadanos a los intereses económicos de quienes desprecian el derecho a la vida.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios