Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
DESPUÉS de unos meses de desconcierto y tras una operación relevo lenta y desafortunada, el Partido Popular de Andalucía se dispone a elegir a su nuevo líder, el malagueño Juan Manuel Moreno Bonilla, en el congreso aclamatorio convocado los primeros días de marzo. Acaba así la etapa de auténtica transición protagonizada por Juan Ignacio Zoido al frente del PP, cuya interinidad, proclamada por él mismo, ha sido un factor negativo para el centroderecha andaluz, precisamente cuando venía de cosechar sus mejores resultados electorales (tres victorias consecutivas) desde el principio de la autonomía. Moreno Bonilla llega arrastrando la huella de su designación a dedo por la cúpula del partido, aunque lo cierto es que ha sido bien recibido por la militancia, que ha cerrado filas en torno suyo y le ha atribuido la capacidad necesaria para consolidar la alternativa popular en la comunidad autónoma andaluza y crecer hasta la ansiada mayoría absoluta. Se trata de un político joven, con anclaje en la organización desde sus tiempos de dirigente juvenil, baqueteado en el Congreso y como número dos del Ministerio de Sanidad y Políticas Sociales, provisto de un discurso moderado, nada dogmático y moderno. El escaso conocimiento popular del que goza y el hecho de no tener escaño en el Parlamento andaluz serán dos de sus principales inconvenientes a la hora de enfrentarse a Susana Díaz. Su primer reto, sin embargo, será rodearse de un comité ejecutivo de integración, plural y representativo que cierre las heridas aún abiertas en el PP por la desastrosa gestión del cambio de liderazgo. Con todo, la terminación de este proceso ha de ser necesariamente positiva para la política andaluza. Las tres formaciones políticas más destacadas, las que disponen de representación parlamentaria, desarrollarán su trabajo con calma, estabilidad y la responsabilidad que ya han acreditado. Andalucía ha salido ganando con este proceso.
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