Clavero y la investidura de Sánchez

Editorial

A Andalucía le toca otra vez alzar la voz para defender los principios de igualdad y solidaridad entre todos los territorios

01 de octubre 2023 - 01:00

En los inicios de la Transición pocos dudaban de que en España el modelo territorial se iba a configurar con autonomías de primera –aquellas que podían presumir de títulos históricos y de idioma propio– y otras de segunda, que tendrían un autogobierno limitado y seguirían sometidas a un centralismo atenuado. Fue Andalucía la que rompió esa dinámica el 28 de febrero de 1980 y logró un Estado de las autonomías en el que, al margen de los privilegios forales, nadie iba a ser más que nadie. Ello fue posible por la visión política de Manuel Clavero Arévalo que desde el Ministerio para las Regiones, que ocupó bajo la presidencia de Adolfo Suárez, consolidó lo que despectivamente se denominó el café para todos, detrás del cual había un proyecto político que tenía pleno sentido: que Andalucía, y con ella las comunidades que estuvieran dispuestas a intentarlo, no quedaran descolgadas de un proceso que podía ser el trampolín para terminar con décadas de marginación y abandono. El legado de Clavero adquiere plena vigencia en unos momentos en los que vuelve a estar en riesgo la igualdad entre los territorios de España. El camino que ha emprendido Pedro Sánchez para lograr su investidura aboca a un modelo con más privilegios competenciales y financieros para Cataluña, País Vasco y Galicia. Ese es el precio que han exigido los nacionalistas radicales y que Sánchez parece dispuesto a pagar sin rechistar. A Andalucía le toca otra vez levantar la voz para defender los principios de igualdad y solidaridad que están en la base de nuestro sistema democrático. Y ese es un empeño que no puede patrimonializar ninguna formación política. Como demostró el profesor Clavero en los años ochenta, tiene que ser el esfuerzo de una región entera que no quiere ser más que nadie, pero tampoco menos.

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