Torra se suma a la última farsa independentista

El anuncio de un ayuno de 48 horas en apoyo a los presos del 'procés' en huelga de hambre trata de presionar a la Justicia en su decisión

Si el escenario catalán no era lo suficientemente surrealista, la actitud del president Quim Torra parece empeñada en superarlo cada día. Ahora anuncia un ayuno de 48 horas en solidaridad con los presos independentistas Joaquim Forn, Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull, que están en huelga de hambre desde el pasado 1 de diciembre. Considera Torra que de esta forma les presta un apoyo a su causa, que no es otra que la de tratar de presionar a la Justicia española en su decisión a la hora de juzgarles por varios delitos. Ésa es la concepción que el líder independentista tiene de las leyes, que son algo que se puede modelar al antojo de uno, y ésa es la política circense que viene ejecutando desde que accedió al cargo. Y nuevamente buscando el escaparate internacional con sus rocambolescas medidas, tratando de llamar la atención como sea a la vista de que no le hacen ni caso fuera de Cataluña a la causa separatista, al menos en organismos y países democráticos. Tanto él como quienes lo apoyan y jalean deberían saber ya que en un Estado de Derecho como es España existen las garantías para tener un juicio justo y que hay suficientes mecanismos de recurso cuando se considera que las decisiones judiciales no se atienen a la ley.

Pero lo que les interesa a Torra y los suyos es, a falta de argumentos y por supuesto de gestión en favor de todos los catalanes, distraer la atención y generar el mayor descontento en las calles, que es donde el independentismo y los enemigos de la democracia parecen querer ganar sus batallas. Estos continuos arrebatos de hooliganismo de quien debería ser ejemplo de responsabilidad dañan enormemente a las instituciones catalanas, cuyo desprestigio no deja de crecer y, con ello, siguen convirtiendo a esta región en un lugar incómodo para la inversión. La radicalidad, como la de este president que está demostrando serlo sólo de una parte de Cataluña, está llevando a todos los ciudadanos de esta comunidad a una situación muy difícil, empeñando su futuro. El ayuno que ahora anuncia es una sobreactuación más en una farsa que no tiene ninguna gracia y que trata de socavar uno de los pilares y principios de todo Estado como es la Administración de Justicia. Tal vez en su país imaginario Quim Torra piense que se puede influir de una manera así en la aplicación de las leyes, pero en España no debe dudar de que sus compañeros secesionistas presos tendrán un juicio justo. Debe ser que le traiciona el subconsciente cuando cree que les faltarán las garantías que precisamente él no ofrece para todos sus ciudadanos.

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