
La tribuna
Eva Díaz Pérez
El Guadalquivir, territorio comanche
La endometriosis es una enfermedad crónica e inflamatoria que puede comprometer la fertilidad y deteriorar de manera significativa la calidad de vida de una mujer. El 14 de marzo, Día Mundial de la Endometriosis nos recuerda la urgencia de visibilizar una enfermedad que afecta a una de cada diez mujeres en edad reproductiva. La endometriosis no es un simple dolor menstrual ni una “mala suerte” biológica o algo que hay que asumir sin más.
Los especialistas en reproducción asistida, hemos escuchado infinidad de historias de mujeres que han pasado años peregrinando de consulta en consulta, buscando respuestas al dolor insoportable que las paraliza cada mes. Muchas de ellas llegan a nuestra consulta con un diagnóstico tardío, cuando la enfermedad ya ha causado estragos en su sistema reproductivo y su bienestar emocional. La endometriosis sigue siendo, en muchos casos, una gran desconocida incluso en entornos médicos.
Se estima que entre el 30% y el 50% de las mujeres con endometriosis puede presentar problemas de fertilidad. La enfermedad puede producir adherencias entre los órganos pélvicos, lo que altera la anatomía pelviana, generar una inflamación crónica e incluso puede afectar la calidad de los óvulos. Muchas pacientes que desean ser madres descubren la existencia de la endometriosis precisamente cuando comienzan a buscar una gestación. En estos casos, la reproducción asistida se convierte en una alternativa clave para conseguir el embarazo. En mujeres con endometriosis severa, las tasas de éxito de estos tratamientos pueden verse reducidas en comparación con aquellas sin la enfermedad, lo que refuerza la necesidad de diagnósticos tempranos y estrategias personalizadas para cada paciente.
Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden marcar la diferencia. A pesar de ello, el retraso diagnóstico en endometriosis ronda los siete años de media. Siete años de sufrimiento, incertidumbre y, en muchos casos, deterioro irreversible de la función reproductiva.
A diario, vemos cómo esta enfermedad deteriora la calidad de vida de muchas mujeres. Dolor pélvico crónico, reglas con dolor incapacitante, fatiga extrema, molestias digestivas, dolor durante las relaciones sexuales y sin contar con el impacto psicológico de esta enfermedad crónica. Estos síntomas que condicionan el día a día, en muchos casos, son minimizados o normalizados: “Es normal que te duela la regla”, “Ya se te pasará después del embarazo”, “Es cuestión de tolerancia al dolor”, “Eso es así”, “Ya disminuye con la edad”… frases que muchas mujeres escuchan y asumen, prolongando el silencio y la invisibilidad de la enfermedad.
Se estima que el 40% de las mujeres con endometriosis sufre dolor crónico incapacitante, lo que impacta no solo en su bienestar físico, sino también en su salud mental y emocional. Muchas pacientes enfrentan ansiedad y depresión debido a la falta de soluciones efectivas y al desconocimiento generalizado sobre la enfermedad. De hecho, se calcula que la endometriosis genera pérdidas económicas considerables en términos de ausencias laborales y costes en salud, potenciando la necesidad de un abordaje más precoz y eficiente desde las instituciones sanitarias.
Afortunadamente, la ciencia avanza y se abren nuevas líneas de esperanza. En los últimos años, hemos visto progresos importantes en el abordaje de la endometriosis, como fármacos que alivien el dolor sin afectar la fertilidad, terapias antioxidantes y medicina regenerativa personalizada. La posibilidad de contar con un test diagnóstico rápido y fiable podría suponer un cambio en el manejo de la enfermedad.
Pero más allá de los avances terapéuticos, lo que necesitamos es una mayor concienciación y un cambio en la forma de abordar esta enfermedad. La endometriosis no debería ser una patología ignorada, minimizada ni asumida. Es imperativo que los profesionales sanitarios estemos mejor formados para reconocerla a tiempo y ofrecer opciones de tratamiento adecuadas y accesibles.
Como sociedad, debemos dejar de normalizar el dolor de las mujeres. La regla no debe doler hasta el punto de incapacitar. Es fundamental que las adolescentes reciban educación sobre su salud ginecológica y reproductiva, que las mujeres tengan acceso a diagnósticos tempranos y tratamientos efectivos, y que se invierta en investigación para desarrollar soluciones definitivas y eficientes.
Desde nuestra clínica, seguimos comprometidos en acompañar a nuestras pacientes en este camino, ofreciéndoles las mejores opciones para lograr su deseo reproductivo y mejorar su calidad de vida. Pero el cambio real vendrá cuando la endometriosis deje de ser una enfermedad invisible y se convierta en una prioridad en la agenda sanitaria.
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