Atajate se queda sin botica
Salud busca un local en el pueblo para que la farmacia de Jimera de Líbar cubra el servicio con un botiquín que deberá atender varias veces a la semana
Los sucesivos decretos de contención del gasto farmacéutico y la crisis están mermando la rentabilidad de las boticas. Pero en el caso de la de Atajate se la han llevado por delante. A mediados de este mes, cierra esa oficina -que está en concurso de acreedores- y el pueblo se queda sin farmacia.
Es el primer municipio de la provincia que pierde su botica. "Y no será el último", advierte el presidente del Colegio de Farmacéutico, Javier Tudela, que lleva años alertando de las consecuencias de los sucesivos decretos del Gobierno central -primero el de Zapatero y después el de Rajoy- para reducir la factura farmacéutica. Los vecinos de Atajate se tendrán que conformar con un botiquín que tendrá que atender varias veces a la semana la farmacia más cercana, ubicada en Jimera de Líbar. Este servicio consiste en dejar en el pueblo un mínimo stock de fármacos para cubrir las necesidades de sus habitantes.
Debido a que una farmacia es un servicio esencial, la titular de la botica ha tenido que solicitar autorización a la Delegación de Salud para cerrar. El permiso ya está concedido y la autoridad sanitaria busca ahora la ubicación para el botiquín que la sustituirá.
Pero Atajate no es el único pueblo que corre el riesgo de quedarse sin su farmacia. Hay otras seis boticas en concurso de acreedores en la provincia; algunas en municipios pequeños y otras incluso en la capital. Según la Asociación de Profesionales de Farmacia de Málaga (Aprofarma), además de las siete que ya están en proceso concursal hay otras 21 que están haciendo las gestiones con ese objetivo.
"La razón es que cuando baja el precio del medicamento, se reducen los beneficios de la farmacia. Hasta ahora, los pueblos se habían beneficiado de estos farmacéuticos altruistas y vocacionales que mantenían un servicio sanitario básico. Pero con los recortes y la crisis, estas farmacias ya son insostenibles. La causa es que en los últimos dos años los ingresos de las farmacias han caído en torno a un 30%", explicó Tudela.
Según los datos del Colegio, la facturación de septiembre de 2012 con respecto a la del mismo mes en el año anterior ha bajado un 21%. Los sucesivos decretos del Gobierno central para frenar el gasto farmacéutico han surtido efecto. Pero lo que para la Administración sanitaria es una buena noticia, para algunos profesionales del sector está suponiendo la ruina. Además, a los sucesivos golpes asestados por la normativa dictada desde Madrid, se han sumado los efectos de la crisis. No solo bajan los ingresos de las farmacias por la dispensación de fármacos. También caen las ventas de productos de parafarmacia, es decir aquellos que no son medicamentos. El Colegio estima que la demanda de estos artículos -como cremas, lociones o cosméticos- "se ha desplomado" un 35%.
El resultado es que hay un tercio de las boticas de la provincia -alrededor de 250- con problemas de liquidez y que en el último año se han perdido 400 empleos en el sector entre no renovaciones de contratos, reducción de sustituciones de verano y despidos.
Hay tres perfiles de farmacéuticos asfixiados por las deudas. Los de pueblos de menos de 1.000 habitantes que con los sucesivos decretos han perdido el escaso margen de rentabilidad que tenían, como el caso de Atajate. Hay una veintena de oficinas de pueblos pequeños con problemas de liquidez.
Pero también están los de boticarios que adquirieron las farmacias en los últimos 10 años con una previsión de ingresos que ha saltado por los aires con los decretos de contención del gasto farmacéutico y la crisis y que ahora tienen serias dificultades para hacer frente a las hipotecas que contrajeron para poner en marcha su negocio. Algunas son de gran tamaño, con un importante número de trabajadores e incluso de localidades muy pobladas. Y por último, los propietarios de boticas cuyo titular está muy próximo a la jubilación y que no ha modernizado su gestión. En todo este abanico de perfiles, quien más pierde es el farmacéutico que ve peligrar su negocio. Pero, a diferencia de las grandes ciudades, en los municipios en los que solo hay una farmacia, su cierre también supone una pérdida para el pueblo.
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