Cuna del arte ecuestre

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En la localidad se encuentra el único Centro de Arte Ecuestre con cuatro estribos de la provincia, máxima calificación para instalaciones de este tipo

Un jinete durante un concurso.
Elisa Moreno Estepona

24 de abril 2016 - 05:01

No pasan desapercibidos nombres como el de José Manuel Egea, campeón de España de Alta Escuela en 2013; Rafael Ortiz, entrenador de los campeones de España; Luis Astolfi, entrenador y campeón de España en salto; o la amazona Castora Ortiz, medallista de oro en el Campeonato de España y Andalucía, que hoy engrosan la lista de profesores del Centro de Arte Ecuestre Costa del Sol de Estepona, el único con cuatro estribos de la provincia y uno de los pocos de esta categoría en toda España. Se trata de la máxima distinción para instalaciones de este tipo, el equivalente a las cinco estrellas, que entrega la Federación Española de Hípica. "El camino hasta llegar aquí fue un trabajo arduo, con mucha formación y exigencia hacia nosotros mismos", comenta Thomas Schmutzer, presidente de la escuela.

El emplazamiento ecuestre, que abrió sus puertas en 1998, tiene capacidad para albergar 200 equinos y cuenta con una pista cubierta, restaurante, tienda hípica, establos con 150 boxes para alojar caballos y otros tantos al aire libre, y clínica veterinaria. Asimismo, la escuela brinda a los clientes toda una serie de servicios variados, ya que en ella se imparten clases de doma clásica y de salto, entrenamiento de espectáculos ecuestres y organización de campeonatos, como el Concurso de Salto de Obstáculos que se celebra durante este fin de semana y en el que se concentrarán un total de 250 jinetes. También ofrece servicio de pupilaje, que consiste en un alojamiento para caballos similar a un hotel donde se presta asistencia higiénica y alimenticia a los equipos según sus necesidades. Pero Schmutzer no lo niega, la equitación es un deporte caro. "La compra del caballo es lo de menos, lo caro es mantenerlo. Solo el precio de las clases puede oscilar desde los 35 hasta los 250 euros la hora según el nivel de especialización. Mientras que por tener un caballo en pupilaje se cobra 541 euros", comenta Schmutzer, quien agrega que el gasto medio mensual puede rondar los mil euros. Por otro lado, la versatilidad de las instalaciones del centro ofrecen también la posibilidad de celebrar eventos, como bodas o congresos, entre otros.

Parte del éxito del centro radica en su pista de salto, en la que han implantado un sistema de tubos controlado por ordenador que da entrada y drenaje de agua cuando estas lo necesitan actuando "como si fuera una piscina cerrada" y que a día de hoy les sitúa a la vanguardia en infraestructuras de este tipo.

El perfil de cliente, tanto del profesional que viene a ampliar su formación como el que viene a iniciarse, es de un nivel económico medio alto y, debido a su ubicación en la Costa del Sol, el 90% de ellos son extranjeros procedentes de todas las nacionalidades, como rusos, árabes, finlandeses, ingleses o alemanes. Y aunque en estos momentos descansan aproximadamente 80 equinos en las cuadras pese a que su capacidad es mucho mayor, Schmutzer lo tiene claro desde el principio y afirma que "hemos optado por no aceptar a todo el mundo que quiere venir aquí. Queremos un ambiente sano y para ello hace falta un comportamiento cívico para empezar y también solvencia económica".

La instalación también cuenta con un poni club para los más pequeños, que son la cantera del futuro jinete, donde se les enseña no solo a montar sino también a cuidar del animal. "Hay niños que empezaron aquí en el poni club y a día de hoy compiten a nivel nacional o incluso forman parte de equipos internacionales", señala Schmutzer, quien también hace hincapié en la inclusión de niños con problemas psicomotrices en los diferentes grupos. "Es increíble la mejoría que pueden experimentar estos niños a lomos del animal", apunta.

Por otra parte, Schmutzer critica que ahora mismo no existe ninguna normativa que satisfaga a los dueños de los centros ecuestres ante casos de abandono de los animales y que obliga a las escuelas a hacerse cargo de ellos en circunstancias como esta. "Cuando una persona abandona al animal tenemos la obligación de mantener ese caballo, hasta ahora la ley no nos provee ninguna otra solución, con el gasto que eso conlleva", comenta. "Ahora mismo no tenemos ningún caso pero ha habido épocas en la que hemos llegado a tener hasta cuatro", agrega.

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