Despoblación

Pescaderos a domicilio en la Serranía

  • Tres hermanos se encargan de vender este alimento en los municipios que no tienen servicio

Una pescadera atendiendo a sus clientes en la plaza de Parauta.

Una pescadera atendiendo a sus clientes en la plaza de Parauta. / Javier Flores (Parauta)

Los vecinos de muchos pequeños municipios vienen denunciando desde hace años la pérdida de servicios que hacen un poco más complicada la vida en los pueblos a pesar de los reiterados anuncios de diferentes planes para luchar contra la despoblación que, por lo general, suelen quedarse en contadas actuaciones de corto alcance y poca efectividad si es que llegan a salir de los despachos de las capitales en los que suelen ser ideados.

Mientras tanto, la realidad sigue dejando clara la falta de una apuesta real contra la despoblación y son muchas las localidades es las que es imposible encontrar algo tan habitual en cualquier otro lugar como un cajero automático, farmacia, pescaderías, fruterías o tiendas de alimentación.Precisamente, las pescaderías suelen ser muy poco frecuentes en estas pequeñas localidades, por lo que sus vecinos tienen que desplazarse a la población más cercada de un mayor tamaño para poder adquirir este producto fresco.

No obstante, en la Serranía de Ronda la iniciativa privada hace que el pescado fresco llegue directamente a la puerta de gran parte de los vecinos de los municipios que no cuentan con despachos gracias a un sistema de pescadería ambulante que llevan tres hermanos.

Dependiendo de la población suelen visitar una o dos veces a la semana cada pueblo y recorrer sus calles claxon en mano para avisar de su llegada. Al abrir las puertas de su coches frigoríficos nada tienen que envidiar al mostrador que se puede encontrar en la pescadería de Ronda o de una gran capital. Cajas perfectamente colocadas para exponer la mercancía del día y su correspondiente carga de hielo para su conservación.

“Es más cómodo que ir a la pescadería porque te lo llevan a tu puerta”, explica Mónica, un vecina de Benarrabá que habitualmente suele comprar el pescado en este tipo de pescaderías ambulantes.

En Parauta, nada más llegar a una de las plazas del pueblo, Carmen Peña, acude al coche que conduce Yolanda Benítez, una de las pescaderas ambulantes que junto a sus dos hermanos hacen posible que el pescado fresco siga llegando a localidades en las que sus vecinos no pasan de ser varios centenares. Además, no falta la un poco de “guasa” y el cariño entre pescaderos y clientes, en su mayoría personas mayores, es evidente desde el primer momento del encuentro

En cuanto al trabajo de los pescaderos, lo único que cambia es que en lugar de tener un despacho fijo ellos son los que se mueven en sus coches por las rutas que tienen establecidas. Un producto fresco que no es el único que llega de este modo a estas pequeñas localidades, ya que en algunas también se hace así la venta de frutas o pequeños utensilios para el hogar.

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