El anticuario de las dos ruedas

Torremolinos

Un restaurante atesora en su interior hasta cuarenta motos de los años 50.

Elisa Moreno / Torremolinos

13 de octubre 2015 - 08:11

José Ruiz no tuvo su primera moto hasta los 19 años, lo que por entonces no sabía es que con el tiempo estas se convertirían en el sello de identidad de su propio restaurante. Aunque no se considera a sí mismo coleccionista, lo cierto es que ya son más de 40 las que se encuentran en el interior del local, y otras 20 a la espera de ser restauradas. "Todo empezó cuando un cliente me regaló un utensilio del campo y lo colgamos en la pared. A partir de ahí empecé a visitar rastrillos y a comprar cosas antiguas. La decoración estaba orientada en estilo rústico, tipo museo", comenta el empresario de este local, que abrió sus puertas en mayo del año 2000.

Pero entre gramolas e incluso una Remington de los años 40, llegó la primera moto. Fue un regalo de un cliente que él mismo restauró y que durante mucho tiempo permaneció expuesta encima de una mesa. "A la gente le gustó tanto que me apasioné", señala. Y así fue. Eso sí, no vale cualquier moto, sino que estas tienen que estar relacionadas con la cultura que ha vivido la sociedad española en los años 50. "En esa década no todo el mundo tenía dinero para comprarse un coche por pequeño que fuera, sino que la opción más económica era comprarse una moto", explica. Además, y a excepción de las Vespas, la mayoría son marcas españolas. "Aunque sean italianas las Vespas ocuparon todas las carreteras españolas. Era una moto fácil, limpia y fiable, con una fisionomía muy de la época y que forma parte de nuestra historia", comenta.

Entre otras, destaca también una Bultaco de los años 50. "Era la moto más genuina que había, el Ferrari de los españoles pobres. Es una moto muy particular y peculiar", explica. No obstante, agrega que la particularidad de cada una de estas motos es la historia que tienen detrás. "Precisamente el que fue dueño de esta moto en los años 60 comió en el restaurante y reconoció su matrícula. Vinieron hasta los hijos y los nietos a hacerse fotos con ella", comenta.

Pero sin duda la joya de la casa es un sidecar que permanece expuesto en el exterior del local. Además, agrega, todas las motos funcionan. "Una vez al año, todos los 24 de diciembre, les sacamos un seguro para un día y salimos a dar un paseo por el municipio con las motos", dice. Por último, reconoce que el restaurante se ha convertido en un punto de encuentro de diferentes motoclubs o concentraciones de motos clásicas e incluso modernas.

Además de las 40 motos antiguas repartidas por todo el local, Ruiz cuenta con otras 20 a la espera de ser restauradas, aunque reconoce no tener más espacio en el restaurante. Además, añade, "restaurarlas cuesta mucho dinero, por eso hay que escoger muy bien el modelo, que merezca la pena y que a la gente le llegue al corazón y le evoque recuerdos, que es de lo que se trata". Una restauración completa puede costar una media de entre 1.500 y 2.000 euros, en función del modelo. "Hay incluso quien me pregunta si las vendo, y no puede ser porque cada una tiene su historia, muchas de ellas me las han regalado familias con el fin de que las restaure y las exponga", concluye.

El restaurante La Cañada, en la calle Cañada de los Cardos, se distingue además por sus platos de carne a la brasa a precios económicos y el bacalao a la riojana.

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