Benalmádena licita las obras para proteger y visitar las piletas romanas de Torremuelle

Una infografía del proyecto de protección de los restos arqueológicos.
Una infografía del proyecto de protección de los restos arqueológicos. / M. H.

El Ayuntamiento de Benalmádena ha licitado el proyecto de recuperación y hacer visitable los restos arqueológicos pertenecientes a la factoría de salazones de una de las dos villas romanas con las que cuenta el municipio, en concreto la de Torremuelle, una actuación que cuenta con un presupuesto de 698.943,45 euros, según ha informado este martes el Consistorio.

Así, el Ayuntamiento ha precisado en un comunicado que la intervención cuenta con una subvención de 255.657,12 euros (IVA incluido), procedente de la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía, en el marco de las ayudas previstas a los Municipios Turísticos de Andalucía.

El proyecto tiene como objetivo acercar y abrir al público este yacimiento fechado entre el siglo I y II d. C, de manera que se contempla un acceso por la calle Brújula, y un recorrido interno accesible mediante pasarelas que permitan un fácil recorrido para conocer y visitar las piletas romanas.

A lo largo de todo el espacio se explicará al visitante cómo funcionaba en época romana la industria de salazones conservados, incidiendo en el valor histórico de la villa romana de Torremuelle, para lo que se utilizarán paneles informativos con recreaciones históricas y texto en español e inglés, han señalado.

La intervención incluye un vallado perimetral de protección y una cubierta textil tensada, que además de proteger las piletas de salazones -al evitar la caída de lluvia directa sobre las estructuras-, proporcionará sombra al visitante. Igualmente, contará con una iluminación monumental, que permita realzar las estructuras arqueológicas durante la noche.

La edil de Cultura y Patrimonio Histórico, Jésica Trujillo, ha señalado que “el respeto y la puesta en valor de nuestro patrimonio es lo que está moviendo a este equipo de Gobierno a emprender actuaciones como esta”, recordando que las piletas romanas de Torremuelle fueron localizadas en el año 2004 y durante 20 años “no han contado ni con un manteamiento preventivo, ni con una protección adecuada”.

“El año pasado, esa situación empezó a cambiar cuando impulsamos los trabajos necesarios para limpiar estas estructuras, paso previo necesario para este proyecto que ahora sale a licitación”, ha señalado la edil de Cultura y Patrimonio Histórico, Jésica Trujillo.

Historia del yacimiento

El Consistorio ha recordado que esta villa romana, también conocida como Villa Mauritana, fue descubierta a mediados del siglo XX durante las obras de construcción de la carretera nacional 340, cuando se hallaron numerosos restos de edificios romanos junto con otras estructuras relacionadas con una instalación industrial basada en el aprovechamiento de recursos marinos.

En 1951, Juan Temboury, delegado local de Excavaciones de la ciudad de Málaga y delegado provincial de Bellas Artes, destacó una estructura abovedada que quedó colgada junto a la carretera, relacionándola con un depósito de agua del que solo se conservan las fotografías.

Ese mismo año, en un terreno entre la carretera y la playa se localizó un mosaico de teselas blancas, negras y rojas que dan como resultado una decoración geométrica, fechado en el siglo III d.C., que debió decorar alguna estancia de la villa. Durante los primeros años tras su descubrimiento, estuvo a la intemperie a unos metros de la vía, hasta que el dueño de los terrenos lo cedió a la Real Academia de las Bellas Artes de San Telmo. En 1957 el mosaico fue retirado, restaurado e instalado en el Palacio de los Condes de Buenavista en Málaga; y en la actualidad se custodia en el Museo Provincial.

Según han apuntado desde el Consistorio, hace muchos años que todas estas estructuras de la Villa de Torremuelle se perdieron, quedando enterradas bajo la propia carretera o destruidas con la ampliación de esta vía y construcciones aledañas. Fue en el año 2004 cuando se localizó lo que parece corresponder a la parte industrial de esta villa, para descubrir todo un complejo industrial de salsas y conservas de pescado formada por 19 piletas enlucidas con opus signinum, alineadas en batería, con un largo total de 50 metros.

Estas estructuras se localizan junto a la vaguada del arroyo Lagar, que proporcionaría el agua dulce necesaria para la fábrica de salazones, y estuvo en uso durante el siglo I y II d.C., con una pequeña ensenada que debió funcionar de embarcadero, quizás en relación con el trasporte de productos elaborados en la villa, como el garum y otros derivados de la pesca. Y son precisamente estas estructuras relacionadas con la zona industrial las que se están siendo objeto de protección.

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