El capítulo de 'Los Simpson'

Como Lisa en ese repetido capítulos de Los Simpson, en Vélez-Málaga fueron muchos los que se mostraron escépticos con la llegada del tranvía a la ciudad. El entonces alcalde Antonio Souvirón anunciaba que esa infraestructura podría unir el principal núcleo urbano con el de Torre del Mar y que sería financiada íntegramente con Fondos Europeos. La Junta corrió a cargo del proyecto e invirtió 30 millones de euros: 18 en la primera fase y 8,1 millones de euros en la segunda que nunca se ha llegado a poner en marcha. El plan de viabilidad estableció que el Ayuntamiento podría sumir los costes de mantenimiento si anualmente se subían 1,2 millones de viajeros pagando una tarifa de 1,42 euros. Al ser demasiado elevada, decidió subvencionarla en 12 céntimos. Actualmente el aporte municipal va por 52 céntimos por billete. Pero es que además, los pronósticos de usuarios sólo se cumplieron los primeros cinco días que llegó a alcanzar los 32.000 viajeros. Ahora necesita dos semanas para llegar a esa cifra. El número de usuarios ha ido cayendo en picado. En el último año, ha disminuido en más de 200.000 pasajeros. Esta diferencia debe abonarla íntegramente el Ayuntamiento ya que es el número de equilibrio establecido en el pliego de condiciones. En este lustro ha pagado a la concesionaria más de 2 millones de euros, y todavía le debe 1,6 millones de euros. Y aún parado, el Consistorio tendrá que seguir abonado 883.000 euros.

Marge Simpson, sin embargo, se mostraba preocupada con la llegada del monorraíl a Springfield. Lo veía inseguro. En Vélez-Málaga, cuando todavía no había pasado un mes de su puesta en funcionamiento, un motorista resultó herido al impactar con él. Desde entonces se han producido más de una treintena de accidentes. Afortunadamente, ninguno de gravedad. Por eso, cuando al señor Burns le obligaron a invertir 3 millones en la ciudad, Marge Simpson propuso el arreglo de la avenida principal que estaba en mal estado. En Vélez no ha hecho falta como en Springfield que Homer enganche un ancla a una rosquilla para parar el monorraíl, hace años que no funcionaba.