El crimen del vendedor ambulante de Torremolinos por una disputa comercial llega al Supremo: lo condena a 21 años
El alto tribunal rechaza el recurso del asesino, que le descerrajó tres tiros a la víctima, uno de ellos en el corazón
El acusado recurrió la aplicación de la agravante de disfraz, alegando que sólo utilizó una mascarilla y una capucha
El vendedor ambulante que mató a tiros a otro en Torremolinos tendrá que pasar 21 años entre rejas
La mañana del 19 de abril de 2021, en plena pandemia, Ahmed salía del hostal en el que vivía y caminaba hacia la calle Madre del Buen Consejo, en Torremolinos, donde había dejado aparcado su camión. Después, se sentó en el asiento del conductor para ir a trabajar al mercadillo de Marbella. Cuando iba a iniciar la marcha, otro vendedor ambulante acabó con su vida. El móvil, disputas comerciales. La Fiscalía de Málaga considera que era “su competidor profesional”. Según la sentencia, que ha sido confirmada, el vendedor le descerrajó tres disparos certeros a su víctima: uno de ellos le laceró el corazón. Fue condenado a 21 años y seis meses de prisión. Aunque recurrió, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ratificó el fallo de la Audiencia de Málaga que le atribuía un delito de asesinato con alevosía. Ahora, el caso ha llegado hasta el Tribunal Supremo, su última baza legal para rebajar los años de cárcel. Ha fracasado. El alto tribunal no ha admitido el recurso interpuesto por su defensa y dictamina que, durante las próximas dos décadas, el vendedor que mató a otro deberá estar entre rejas.
En el juicio, aseguró que apenas había intercambiado palabras en un par de ocasiones con el fallecido. Aseguraba no saber dónde vivía. Pero ya en su escrito acusatorio la Fiscalía de Málaga reflejaba que el autor planeó “minuciosamente” el crimen y que, con ese objetivo, esperó a que el trabajador saliera del hostal donde residía y se subiera a su vehículo para ir a trabajar. El juez entiende que perpetró el asesinato de madrugada porque conocía cuál era su rutina, sus horarios y costumbres. Esa noche, en la que había toque de queda, esperó a que saliese de la pensión, se ocultó en la oscuridad y aguardó, entre dos vehículos, hasta que la víctima se subió al asiento del conductor de su vehículo camino a Marbella.
Tras conocer que se enfrentaba a 21 años de cárcel, el vendedor elevó un recurso en el que censuraba la aplicación de la agravante de disfraz, alegando que, en realidad, el día del crimen utilizó una mascarilla, siendo su uso obligatorio durante la crisis de la Covid-19, y una capucha, a diferencia de un pasamontañas, que sí cubre el rostro.
Pero la Sala de lo Penal del Supremo se mantiene firme y relata en el fallo judicial que ya ha considerado aplicable la agravante de disfraz en otros supuestos en los que el autor portaba “pasamontañas, pañuelos, gorros, pelucas, bigote, braga, cuello de jersey o casco de motocicleta”, entre otros accesorios. A modo de ejemplo, se basa en una sentencia en la que también se incrementó la pena al entender que el acusado actuó con un disfraz. Llevaba mascarilla, guantes y “un cojín que se colocó dentro de un anorak que vestía para aparentar ser más gordo y dificultar más la identificación”.
El alto tribunal rechaza así los argumentos del vendedor condenado, que apretó el gatillo de uan pistola y disparó en tres ocasiones a menos de un metro de distancia de la víctima. Ni lo vio venir ni pudo cambiar su suerte.Para ejecutar su plan, reza la resolución judicial, el responsable del asesinato se aseguró “el éxito y su impunidad”. También ha sido condenado a indemnizar al padre de la víctima con 110.116 euros.
Delatado por su forma de caminar
La forma de andar fue una de las claves que lo delató durante la investiación, a cargo del Grupo II de Crimen Organizado de Málaga. La conclusión de los especialistas de la Policía Científica es que en ambos se observa la misma tendencia a señalar con la punta de los pies hacia dentro, lo que fue un indicio determinante para su arresto. Para el tribunal popular, en su momento, esta prueba quedó probada y también resultó determinante para dictar un veredicto de culpabilidad.
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