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Cuatro desembarcos frustrados dejan 500 kilos de hachís en Marbella y Estepona

  • En apenas dos días, decomisan dos motos de agua cargadas de droga y tres vehículos

  • Las actuaciones se saldan con cuatro detenidos

Dos de las motos acuáticas cargadas de hachís

Dos de las motos acuáticas cargadas de hachís / MSQ

Los desembarcos de alijos de hachís están dejando escenas cada vez más habituales en las playas de la Costa del Sol. En apenas dos días han sido cuatro las descargas frustradas por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, cuyos operativos han permitido decomisar más de media tonelada de esta droga y tres de los vehículos preparados para cargarla. Los investigadores han detenido a al menos cuatro de los supuestos narcotraficantes.

Las motos de agua, si bien ya venían siendo utilizadas por este tipo de organizaciones, están cobrando este año más protagonismo como método de descarga. “Siempre ha habido, pero se han incrementado. Ahora se han puesto de moda”, señala una fuente policial que ha participado en varias de las incautaciones de estos vehículos. Dos de ellas se han registrado esta semana en Marbella y Estepona. El primer caso, detectado el miércoles a plena luz del día en la urbanización Marbesa, tuvo como testigos a unos bañistas. Fueron ellos los que contactaron con la Policía Nacional para advertirles de un desembarco de droga en el arenal.

Alertaban de que varios jóvenes descargaban en la playa unos paquetes que les resultaban sospechosos y observaban unas motos de agua de gran cilindrada. Los agentes consiguieron detener a uno de los presuntos traficantes, mientras que el resto se dio a la fuga. La actuación se saldó con la intervención de dos fardos con un peso aproximado de 70 kilos.

En su afán por evitar ser interceptados, las bandas vinculadas al narco apuestan cada vez más por embarcaciones que permitan operar en la más absoluta clandestinidad. Y, de hecho –recalcan– lo consiguen en la mayoría de las ocasiones. “Desembarcos hay a diario. Solo pillamos el 10% de lo que entra”, sostiene un policía asiduo en la lucha contra este tipo de organizaciones. Aunque las motos acuáticas pasan más desapercibidas, tienen un “doble peligro” , dado que circulan a una velocidad menor que otro tipo de embarcaciones y no tienen tanta capacidad para cargar droga.

“Desembarcos hay a diario. Solo pillamos el 10% de lo que entra”

Horas más tarde de que se frustrara esta operación, Estepona era escenario de otro desembarco de hachís protagonizado también por tres motos acuáticas. La actuación, que desarrollaron efectivos de la Policía Local del municipio, culminó con la incautación de cuatro fardos de hachís que en total contenían unos 140 kilos.

La cuarta actuación, al alimón entre la Guardia Civil y la Policía Local, se produjo durante la madrugada del miércoles al jueves también en Estepona y permitió decomisar en la playa unos 360 kilos de hachís repartidos en 10 fardos. Pasada las 4:30, en un operativo previamente coordinado, los investigadores sorprendieron a un nutrido grupo de personas que participaban en un nuevo desembarco de hachís y que también resultó frustrado. A su llegada, los supuestos narcos se vieron sorprendidos por un dispositivo de ambos cuerpos que no levantó sospechas. “Es como azotar un avispero. Cuando llegamos, salen todos. La goma –como en el argot policial se conoce a las embarcaciones– suelta el cargamento y se va. ¿Quién nos dice que no ha descargado en otra playa?”, cuestiona un policía conocedor de este tipo de intervenciones.

Fardos de hachís encontrados en una playa de Estepona Fardos de hachís encontrados en una playa de Estepona

Fardos de hachís encontrados en una playa de Estepona

En esa ocasión, los traficantes hicieron uso de una embarcación de unos 15 metros cuyo tripulante logró huir. Tres jóvenes de unos 30 años que, supuestamente, aguardaban preparados para efectuar la carga de droga fueron arrestados.

La oscuridad de la noche y la composición rocosa de la playa dificultaban una operación en la que los agentes pudieron incautarse de tres vehículos que servirían para almacenar la droga. La Guardia Civil continuará con la investigación del caso. “Es una guerra que nunca va a acabar”, advierte un veterano agente que ha sido testigo de varias operaciones contra el narco.

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