Drogas en preservativos ocultos en el ano: un vis a vis lleva al "mayor alijo" en la prisión de Alhaurín de la Torre
Hay dos reclusos implicados, a los que descubrieron cocaína y hachís tras una visita con familiares
Los ajustes de cuentas entre presos de Alhaurín de la Torre ponen "en jaque" a los funcionarios
Ocho balaceras en dos meses, la última de ellas con dos presuntos gánsteres escoceses asesinados en un pub de Fuengirola, un sicario aún sin encarcelar y, ahora, una operación antidroga en la cárcel de Alhaurín de la Torre. Una comunicación vis a vis familiar ha llevado a los funcionarios penitenciarios a detectar un alijo que dos presos iban a colar en los módulos para su uso y disfrute. "Es la máxima incautación de cocaína y hachís que se recuerda en este centro", aseguran fuentes del sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM). Los reos, supuestamente, involucrados habían ocultado la sustancia prohibida en preservativos, que después se escondieron en el recto. Hay dos implicados, contra los que ya se han adoptado medidas disciplinarias. Se enfrentan a un posible delito contra la salud pública (por tráfico de drogas), que está castigado con penas de prisión de entre 6 y 9 años, además de con elevadas sanciones económicas.
La droga fue descubierta "justo al finalizar un vis a vis familiar", en el que un interno se había citado con unos familiares. Aunque los guías caninos se limitan a 'marcar' al interno, su papel es clave para neutralizar la presencia de droga en las cárceles. Los funcionarios se apoyaron en la unidad canina, de gran utilidad para comprobar que todo estaba en orden. Fue entonces cuando uno de los perros detectó los estupefacientes mediante el sistema de marcaje lapa. Una vez en Enfermería, a los presos sospechosos se les realizó una prueba de rayos X -conocida en en el argot penitenciario como placas-.
El pesaje posterior permitió conocer que se había frustrado la entrada en el centro penitenciario de 25 gramos de cocaína y varias bellotas de hachís, según otras fuentes próximas consultadas. Desde la asociación Tu Abandono Me Puede Matar advierten de que la introducción de esta cantidad de droga "hubiera supuesto un grave riesgo para la convivencia interna, pudiendo generar conflictos, deudas, agresiones y un fuerte desequilibrio en la seguridad, atentando directamente contra la integridad de los trabajadores penitenciarios y del resto de internos".
La actuación ha sido el colofón de una investigación capitaneada por el Grupo de Información y Control Operativo (GICO), con el apoyo de la Unidad Canina Penitenciaria (UCAP), que controla el material que se puede camuflar en visitas personales no vigiladas, y la "coordinación constante" con los propios trabajadores. En este caso, varios internos que estaban siendo sometidos a un seguimiento fueron interceptados tras mantener encuentros familiares. Dos de ellos portaban, presuntamente, "una considerable cantidad de droga, que pretendían introducir en el centro mediante métodos encubiertos".
Vaselina en condones en salas con puertas opacas
Pero, ¿cómo llega la droga hasta las entrañas de la cárcel? El proceso habitual para transportarla, según ha podido saber este periódico, es el que sigue: los familiares que se prestan a ello facilitan el estupefaciente a los internos en una sala vis a vis, con puertas opacas que imposibilitan adivinar qué se planea dentro. La escena transcurre en el baño. Allí, los reos, "que ya son expertos" y no siempre necesitan la colaboración de sus compinches, extienden vaselina a los preservativos que van a ocultarse en el ano. Esta vez, cada uno de los reos mantenía un encuentro con su familia. Entre ellos no había habido contacto, pero para sorpresa de los funcionarios, ambos llevaban cocaína y hachís. "La rápida y eficaz intervención evitó que estas sustancias prohibidas llegaran a los módulos", apostillan desde la organización sindical.
Lo laborioso, denuncian fuentes conocedoras de este modus operandi, es imputar a los familiares que han proporcionado la cocaína o las bellotas. En un vis a vis pueden participar hasta cuatro de ellos. "Es difícil que los juzgados abran causa contra las familias de los presos. En un país con sentido común se tendría que imputar a todos porque entendemos que son los autores o cooperadores necesarios que saben que se va a introducir droga", resaltan.
Para los internos que han sido descubiertos se les abre entonces un abanico de opciones que pasan por sacarse ellos mismos la droga que tienen escondida y entregarla a sus responsables o bien permanecer en una celda ciega a la espera de expulsarla. Una vez evacuada, la sustancia se recupera y queda a disposición de las autoridades competentes. Por norma general, los presos acaban colaborando. "¿Qué solución verían si no? ¿Estar tres días en una celda aguantando? Al final los van a pillar, más aún cuando a través de una placa se confirmado la presencia de un cuerpo sospechoso", explican fuentes próximas.
Desde la dirección del centro se han iniciado los procedimientos disciplinarios correspondientes, y se ha remitido la actuación a la autoridad judicial para la posible imputación penal de los responsables. La organización sindical insiste en el aumento considerable de droga hallada en el centro penitenciario.
El "éxito" del operativo vuelve a poner de relieve la "profesionalidad del GICO, la eficacia de la Unidad Canina y la imprescindible colaboración de los funcionarios de vigilancia". Un "trabajo en equipo" que sigue garantizando la "seguridad y legalidad dentro de los muros penitenciarios".
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