Buena parte de la localidad de Campillos quedó anegada por la crecida de los arroyos próximos y el agua y lodo entró en numerosas viviendas y negocios en mitad de la noche. Fueron horas de mucha angustia y tensión, en las que la solidaridad apareció con gran fuerza y los tractoristas se convertían en una suerte de héroes que arriesgaron sus vidas para rescatar a decenas de personas que quedaron atrapadas por el agua y que temían por sus vidas.

En esos momentos los numerosos tractores existentes en el municipio muy vinculado a la agricultura y ganadería se lanzaron a las calles para realizar rescates durante toda la noche, a pesar de que sabían el peligro que estaban corriendo de sufrir un accidente de consecuencias incalculables. De hecho, en una de las salidas un camión de bomberos fue arrastrado por la corriente y falleció el bombero, José Gil, lo que viene a dar una dimensión de la magnitud de aquellas lluvias.

Con el paso de las horas y la bajada del nivel del agua que convirtió a buena parte de Campillos en una gran laguna, el lodo tomó el turno y llegó la solidaridad entre vecinos, un hecho que hoy todavía se recuerda. El Consistorio organiza una jornada de convivencia para celebrar el ejemplo de unidad y ayuda que ofrecieron los vecinos y aquella solidaridad que llegó desde múltiples municipios en forma de voluntarios. Una celebración popular de la solidaridad en la que también se rendirá un homenaje al bombero antequerano fallecido, cuyo nombre pasará a llevarlo un parque infantil del municipio. Además, aquella solidaridad también será recordada en forma de monolito.

Una de aquellas afectadas, Ana, propietaria de un bar de Campillos, recuerda todavía hoy aquella noche “horrible” que asegura que “quedará para siempre” en su recuerdo. Y es que tardaron 8 días en poder devolver su negocio a la normalidad gracias a la “ayuda” recibida.

A pesar del trabajo realizado, Ana, también apunta que “todavía queda mucho por hacer en el pueblo, hay muchas cosas dañadas”. Y es que la huella de aquella tragedia sigue estando presente en el municipio.

Por su parte, el alcalde de Campillos, Francisco Guerrero, mostró su malestar por lo que considera una “falta de compromiso” por parte del Gobierno central con una zona declarada de emergencia ya que las primeras resoluciones de ayudas están llegando en estos momentos. “No se pueden atender situaciones de emergencia de esta manera”, afirmó el regidor.

Además, el Consistorio tuvo que recurrir a recursos propios para poder reparar algunas infraestructuras, llevando invertidos ya 300.000 euros.

Guerrero destacó la rápida respuesta del Consistorio y la propia sociedad civil ante una emergencia frente a la pasividad del Estado, por lo que resaltó la importancia que cree que tienen el valor humano y la solidaridad entre vecinos y del “pueblo español” frente a la falta de respuesta del Gobierno.

Mientras tanto, en el vecina localidad de Teba un año después de aquellos hechos todavía quedan algunos puntos en las calles en los que se mantienen daños y también en determinadas infraestructuras como la carretera que une esta localidad con Campillos, lo que hace que para acudir al centro de urgencias el tiempo de viaje “prácticamente se duplique”, señaló el alcalde del municipio, Cristóbal Corral.

Además, tampoco han podido recuperar el campo de fútbol, lo que obligó a retirar el equipo local de las competiciones, sin que exista una fecha en el horizonte para poder recuperarla. También el Castillo de la Estrella permanece a la espera de actuar ante los daños sufridos.

En cuanto al ámbito privado, el regidor aseguró que las primeras resoluciones que están llegando no hacen ser optimistas de cara a las ayudas que puedan recibirse desde el Gobierno central, por lo que asegura que procederán a analizar cada una de ellas ahora que se anuncia que habrá una nueva tanda de resoluciones.