viticultura

El espumoso que llegó de la Axarquía

  • La Bodega Dimobe ha sacado al mercado 4.000 botellas utilizando el método tradicional 'champenoise' siendo el único de Andalucía que sigue esta elaboración francesa

Los creadores de 'Tartatros' en un momento de la presentación.

Los creadores de 'Tartatros' en un momento de la presentación. / m.h.

Dom Pierre Perignon fue el monje benedictino que en 1638 inventó el método champenoise para la fabricación de los vinos espumosos fermentados. Lo hizo en la región francesa de la que cogió el nombre y cuyas burbujas son imprescindibles en cualquier brindis. Cuatro siglos después ha llegado a la Axaquía y con la peculiaridad de estar elaborado con uvas moscatel de la Alejandría. Es el Tartratos, el brut nature que llega de la mano de la bodega Muñoz Cabrera (Dimobe). Su propietario, Juan Muñoz, y su hijo, el biólogo José Luis Muñoz Navarrete, han creado un nuevo vino espumoso mediante el método tradicional champenoise. El único que se elabora en Andalucía de esta forma artesanal. La diferencia con otros como el charmat o granvás es que éste fermenta en depósitos mientras que el inventado por Dom Pierre Perignon la segunda fermentación se hace en botellas. Esto es lo que genera las irresistibles burbujas.

"Es mucho más laborioso pero el resultado es extraordinario", apuntó satisfecho Juan Muñoz, quien explicó que estas primeras 4.000 botellas que salen al mercado forman parte de la cosecha de 2015. "Al principio fue sólo por ver una posibilidad más de las muchas que ofrece la uva moscatel de la Alejandría que tenemos en la Axarquía pero enseguida nos dimos cuenta que ella nos estaba llevando a su terreno", explicaba uno de los artífices de este gran reserva que llega desde Moclinejo.

Está demostrado que se puede hacer un espumoso exquisito con la uva moscatel"Antonio MuñozPropietario Dimobe

"Empezamos haciendo pruebas con nuestra uva empleando licor de expedición pero ella misma ha demostrado hasta dónde podía llegar sin que hiciesen falta estos licores", agregó Muñoz quien explicó que en las primeras pruebas pensaron que con seis meses podría haber sido suficiente, pero fueron expertos viticultores quienes en las primeras cata que hicieron "afianzaron nuestro criterio sobre el potencial que tenía". Fue entonces, cuando decidieron, como requieren estos vinos espumosos, dejar seguir el proceso durante 30 meses.

Pero el empeño de padre e hijo viene de tiempo atrás y de mucho trabajo y pasión hacia la uva moscatel de Alejandría. Las bodegas Dimobe poseen hectáreas de este fruto desde la falda de la Maroma en el Parque Natural de las Sierras Tejeda, Alhama y Almijara hasta el Parque Natural de los Montes de Málaga. Estuvieron analizando cada una de los viñedos, viendo cómo maduraban, hasta dar con la que tenía las condiciones más óptimas para elaborar este espumoso. Eligieron las de Algamiz, una parcela entre carriles de Cútar y El Borge que va hacia el Parque Natural de Los Montes de Málaga. Entonces comenzaron las pruebas dándole la crianza de un vino blanco joven pero embotellándolo con licor de tiraje para provocar la segunda fermentación. Ha dormido en jaulones climatizados a 14 grados hasta finales de julio.

La segunda fermentación se ha hecho botellas que ha habido que ir moviendo una a una. Ha dormido en la bodega fresca y climatizada finalizando la crianza a los 30 meses. Importantísimo el degüelle para eliminar las proteínas y los restos de levadura. Vuelta a otra botella y a encorchar. "Este método consigue esa espuma tan característica y una burbuja muy fina y persistente. El tiempo ha demostrado que se puede hacer un espumoso exquisito con nuestra uva moscatel", expresó orgulloso de este gran reserva para el que la bodega Muñoz Cabrera ha hecho una cosecha muy limitada al ser un vino artesanal. Huir de lo industrial es otro de sus valores.

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