Política

La falta de viviendas dificulta la lucha contra la despoblación

La falta de viviendas para alquiler o venta es una tónica en muchas localidades

La falta de viviendas para alquiler o venta es una tónica en muchas localidades / Javier Flores (Genalguacil)

La última iniciativa contra la despoblación se denomina metapueblo y fue puesta en marcha por la Diputación de Málaga. Un programa que envía a familias durante seis meses a vivir y trabajar a alguna de las pequeñas localidades del interior como Jubrique o Benarrabá para que tengan la posibilidad de encontrar una nueva oportunidad y conocer de primera mano cómo es la vida en el mundo rural.

Estos primeros repobladores temporales ya han comenzado a llegar a las localidades que se han sumado al proyecto y cuyos alcaldes creen que es una buena iniciativa. “Creo que es muy positivo porque ellos tienen la oportunidad de conocer el pueblo, ver lo que supone vivir aquí y decidir cuando termine la experiencia si quieren quedarse o no”, explica Alberto Benítez, alcalde de Jubrique.

También en Benarrabá se sienten satisfechos con este tipo de experiencias y coinciden a la hora de destacar el hecho de que permanecerán durante medio año en el municipio, lo que supondrá un intercambio en una doble dirección. Los vecinos y las empresas de la localidad tendrán la oportunidad de conocerles y las personas seleccionadas, de empaparse de la localidad en profundidad y tener muchos más argumentos a la hora de decidir si intentan quedarse o regresan a sus lugares de origen.

Un programa que vuelve a poner sobre la mesa el problema de la despoblación que afecta a muchos municipios del interior que siguen teniendo problemas comunes que no cambian pese al paso de los años.No importa el color político del alcalde porque la mayoría lo tienen claro: comunicaciones y servicios siguen siendo factores comunes a todos y que lastran la posibilidad de recuperar población. No obstante, algunos de ellos, pese a estos problemas, han logrado frenar la perdida y hasta aumentar algunos habitantes.

“Estos programas puntuales tienen sus cosas buenas, pero no resuelven los problemas principales para transformar un pueblo y cambiarlo”, señala el alcalde de Genalguacil, Miguel Herrera. El regidor insiste en la necesidad de que los planes de actuación se diseñen en los pueblos y no impuestos desde el exterior, señalando que “no hacen falta más estudios, en cada pueblo sabemos lo que necesitamos, solo hace falta que nos pregunten y no que nos ignoren como pasa hasta ahora”.

Curiosamente, y pese a la contradicción que puede suponer, uno de los problemas que están encontrando los pueblos para luchar contra la despoblación es la falta de viviendas. “No tenemos viviendas”, coinciden en repetir los alcaldes de Benarrabá, Genalguacil, Jubrique o Jimera de Líbar. Localidades pequeñas de la Serranía de Ronda situadas en diferentes puntos comparten esta misma observación.

“La gente tiene miedo a alquilar de larga temporada”, apunta el regidor de Jubrique, que también asegura que existe un importante número de viviendas en ruinas cuyos propietarios necesitarían recibir ayudas para la rehabilitación de las mismas.

Un panorama casi idéntico describen desde Genalguacil, localidad en la que su alcalde asegura que “necesitaríamos una promoción pública de entre veinte y treinta viviendas para alquiler”. Además, Herrera también reclama la construcción de un edificio que permita a la localidad poder contar con locales en los que instalar a aquellos emprendedores interesados en instalarse en el municipio.

En Benarrabá su primer edil, Silvestre Barroso, también coincide a la hora de señalar la falta de vivienda. “Hay personas interesadas en venirse pero no tenemos casas”, y es que las viviendas familiares de aquellos que se marcharon hacen el papel de segundas viviendas para vacaciones y fines de semana y no están disponibles para el alquiler.

Mientras tanto, en Jimera de Líbar su alcalde también reclama más fondos para la construcción de vivienda. “Lo dije ya en todos los foros posibles, necesitados inversión para construir viviendas”, señala Francisco Lobo, que reproduce la misma imagen en su localidad con viviendas de segundas residencias o destinadas al turismo rural.

“Nosotros hemos comprado unos terrenos urbanizables en los que podremos construir unas 120 viviendas”, explicaba Lobo, que ya tiene pensado su propio plan para hacer viable su proyecto en caso de que no lleguen ayudas públicas de las administraciones. “Venderemos algunas parcelas para poder construir nosotros en otras”, afirma Lobo.

A estos problemas comunes se suman otros que son puntuales de las localidades, como la falta de servicios médicos o de oficinas bancarias que obligan a viajar hasta Ronda.

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