Una 'mula' de la droga intenta 'colar' en la cárcel de Archidona anabolizantes y cocaína vía rectal tras un permiso penitenciario

La operación fue frustrada por varios funcionarios: “Se han salvado vidas; tal cantidad, mezclada con lo que ya circula dentro, habría tenido consecuencias gravísimas”

Funcionarios de Alhaurín de la Torre se alían con la IA para denunciar la realidad carcelaria: "¿No importa que haya drogas?"

Droga interceptada en la cárcel de Archidona
Droga interceptada en la cárcel de Archidona

Escondida -vía rectal- en varios preservativos inflados con aire para, de esta forma, dificultar su detección en los escáneres de rayos X. Así han descubierto varios funcionarios de la prisión de Archidona una partida de droga que un recluso pretendía, supuestamente, introducir en el interior tras regresar de un permiso penitenciario. Anabolizantes, cocaína y crack para fumar. La investigación continúa abierta para determinar el origen de la droga y quiénes podrían estar detrás del envío, ya que todo apunta a que el recluso actuaba como mula para terceros.

Desde el sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM) subrayan que el decomiso ha evitado la entrada de sustancias de alta peligrosidad en el recinto y recalcan la profesionalidad del equipo de funcionarios: “Se han salvado vidas; esta cantidad y pureza de droga, mezclada con lo que ya circula dentro, habría tenido consecuencias gravísimas”.

El problema, vaticinan, "vendrá ahora con los que le habían encargado la mercancia", alertan las mismas fuentes, que estiman que se trata del "mayor alijo" incautado en la cárcel malagueña hasta la fecha. Era la primera vez, según fuentes próximas consultadas por este periódico, que el reo se pasaba al lado oscuro. Antes había disfrutado de una decena de permisos penitenciarios, sin que en ninguno de ellos se registraran incidentes reseñables. "Ha debido de estar muy presionado en el módulo para que meta toda esa droga", reconocen las mismas fuentes conocedoras del caso.

El recluso se enfrenta a "un problema con los que le encargaron la mercancía"

El hallazgo se remonta a este pasado lunes por la tarde. Un interno perteneciente al módulo 1 aprovechó, presuntamente, un permiso de salida para intentar introducir en el centro 500 pastillas de anabolizantes, 15 gramos de cocaína y 20 gramos de coca base o “crack”, que llevaba ocultos en el interior de su cuerpo.

Durante el control rutinario de acceso al regresar del permiso, se detectaron indicios que despertaron sospechas. Los funcionarios que han frustrado la entrada de la sustancia ya seguían la pista al recluso, que consideraban sospechoso.

Gracias a la intervención del Grupo de Intervención y Control Operativo (GICO), la actuación fue abordada. La droga estaba escondida en varios preservativos inflados con aire, una técnica empleada para obstaculizar su detección en los escáneres de rayos X.

El recluso ampliaría ahora su historial delictivo, en este caso por un presunto delito contra la salud pública, con el agravante de introducir sustancias estupefacientes en un centro penitenciario. Tras requisarle la droga, el director de la prisión ordenó que permaneciera confinado en una celda separada del resto de la población carcelaria en un módulo de aislamiento.

La intervención vuelve a poner de relieve la presión bajo la que consideran trabajar los funcionarios penitenciarios, que denuncian una falta de medios y apoyo institucional pese a la creciente sofisticación de los métodos utilizados para introducir droga en las cárceles.

Desde la organización Tu Abandono Me Puede Matar, a la que pertenecen varios de los agentes intervinientes, se ha felicitado al grupo GICO por su “trabajo impecable” y se ha recordado la necesidad de reforzar la seguridad tecnológica y humana en los centros penitenciarios.

En paralelo, otros funcionarios, como los de la prisión de Alhaurín de la Torre, han recurrido recientemente incluso a videodenuncias con voces generadas por inteligencia artificial para visibilizar estas carencias. En ellas lanzan una pregunta que, tras el hallazgo de Archidona, cobra aún más fuerza: “¿No importa que haya drogas?”.

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