Un paseo por la Mina de la Trinidad

En la salida de Benalmádena a Mijas se encuentra este sendero de unos cinco kilómetros y rodeado de olorosa vegetación

Un paseo por la Mina de la Trinidad
Un paseo por la Mina de la Trinidad

22 de noviembre 2008 - 01:00

A la espalda del templo budista de Benalmádena, en pleno monte, se oculta una antigua mina de ocre. Este recinto sagrado se alza sobre una gran explanada que mira al mar, desde donde se percibe una amplia panorámica del litoral que perfila la localidad de Mijas, e incluso Fuengirola. En su interior alberga una sala de meditación -presidida por una gran estatua de Buda- una planta baja para exposiciones y una entreplanta cerrada que aguarda objetos de culto que bendice el templo.

Tras la visita de rigor a este recinto sagrado, el inicio del sendero hacia la mina (de unos cinco kilómetros de recorrido y dos horas y media de duración) se localiza siguiendo las indicaciones de un cartel que existe casi a pie de carretera ,a un kilómetro en dirección a Mijas, en el margen derecho si se parte desde Málaga. A pocos metros por debajo de un puente se cruza la autovía. Inmediatamente a la izquierda hay un desvío por una pista utilizada a lo largo de los años por trabajadores de las antiguas minas de ocre a las que nos llevará esta pista. Una vez aquí se puede, con precaución, acceder a algunas galerías en las que, en su interior, existen algunas salas naturales con formaciones geológicas.

En este punto, el camino se convierte en senda durante 500 metros hasta el límite territorial con Mijas que continúa hasta el Cerro Castillejos, desde donde podemos contemplar unas grandes vistas de gran parte de la provincia de Málaga y, en días claros, de las costas de África y Gibraltar.

El camino presenta una pendiente considerable pero sin que entrañe dificultad su recorrido. En los primeros metros, la flora que acompaña es la del tomillo, que deja un intenso olor, el romero o el esparto. Conforme se va adquiriendo altura aparecen los primeros ejemplares de pino carrasco, árbol predominante en la zona.

La vereda está bien señalizada aunque cuando se haya andado un kilómetro aproximadamente habrá que estar atento a las piedras tiznadas de amarillo que aparecen en el terreno. Ello indica que cerca, girando levemente a la izquierda, está la boca de la mina de ocre.

La mina se puede explorar aunque se precisa de linterna para llegar hasta el límite de unas galerías pertenecientes a una cueva natural en la que hay vestigios de estalactitas y estalagmitas. Son pequeños tesoros que la naturaleza mantiene ocultos.

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