La Legión ya patrulla por Líbano
Misión de Paz
Los militares realizan labores de vigilancia y asisten a la población civil con ayuda humanitaria
Cancelados los 101 kilómetros de La Legión en Ronda de 2023
La Legión de Ronda ha vuelto a Líbano por tercera vez. En la base Miguel de Cervantes del distrito de Marjayoun, en la gobernación de Nabatieh y a escasos kilómetros de la denominada Blue Line que marca la frontera con Israel, se encuentra el Cuartel General del Sector Este de Unifil, con el contingente al mando del general Melchor Marín, jefe de la Brigada de La Legión.
La mayoría de los alrededor de 250 efectivos de las diferentes unidades de La Legión procedentes de la Ciudad del Tajo (fundamentalmente de la X Bandera Millán-Astray del 4º Tercio, que genera el denominado Spanbatt) se encuentran desplegados aquí, en una misión multinacional de Naciones Unidas en la que también hay soldados de Serbia, Nepal, Kazajistán, Indonesia, India, El Salvador, Brasil y Argentina, aunque con abrumadora mayoría de legionarios españoles llegados desde Viator (Almería) y Ronda.
Su cometido principal es promover la paz en el sur de un país azotado por las guerras y la confrontación eterna con Israel, la devaluación de la moneda (la libra libanesa) y la falta de acuerdo para conformar un gobierno estable en el país tras la dimisión el pasado mes de octubre del presidente, Michel Aoun.
La zona en la que se encuentran la mayoría de legionarios está a hora y media en coche de Beirut, una capital que busca sin éxito levantarse del frenazo que supuso a todos los niveles la explosión de agosto de 2020 en su puerto, una de las más devastadoras de la historia y que profundizó en los males endémicos del que durante mucho tiempo fue uno de los países más avanzados y diversos de Oriente Próximo.
La zona de responsabilidad española es mucho más rural, con casi una veintena de pueblos diseminados en las cercanías de la base Cervantes. Y está dominado por Hezbolá, organización islamista que tiene ojos en todo el territorio y que cuenta con un brazo político y otro paramilitar, considerado por la Unión Europea y los Estados Unidos como un grupo terrorista.
Este espacio que recorren a diario patrullas de legionarios, normalmente conjuntamente con efectivos de las Fuerzas Armadas del Líbano (LAF), sorprende por ser un lugar lleno de contrastes. A escasos kilómetros de Khiam, la localidad más hostil con los soldados de otros países, se localizan varios pueblos como Marjayoun, Qlayaa, Sarda o Bourj Al Malouke, con mayoría cristiana maronita.
Durante estos días los legionarios de Ronda han asistido al encendido de alumbrados navideños, han participado en una eucaristía por el 50 aniversario de Cáritas Líbano, han realizado donaciones en escuelas o de material deportivo a niños de familias vulnerables y, sobre todo, han recibido el cariño de una población local que destaca constantemente el carácter cercano, pacificador y la empatía de los nuestros.
Es más, muchos de ellos ven con cierto recelo a sus propias fuerzas armadas, algo que no sucede con los efectivos de Unifil y, particularmente, con los legionarios españoles, con los que existe una relación muy estrecha y cordial y a quienes ven como protectores en una tierra que vive en un conflicto interminable de todos contra todos por la religión y las fronteras.
“Los españoles son muy parecidos a nosotros y su presencia nos es muy grata”, apunta Ghantous Bou Farhat, máxima autoridad de Sarda, un pequeño pueblo cristiano, antes de invitar a un café y fruta en su propia casa, en la que tiene un pequeño museo con recuerdos de los diferentes contingentes españoles a un grupo de legionarios al mando del teniente coronel Miguel Ángel Pérez Franco, jefe de la X Bandera.
“Son personas muy pacificadoras y nos entendemos muy bien con ellos”, dice Elias Ncoula Seleiman, alcalde de Bourj Al Malouke tras una reunión con los legionarios de Ronda. Destaca, además, la voluntad de colaborar de los efectivos de La Legión y de otras unidades del Ejército de Tierra para solucionar sus problemas. “Teníamos un caso de una chica con epilepsia y aquí era imposible comprar los medicamentos que necesitaba. Los consiguieron ellos”, añade.
La buena sintonía entre los legionarios y la sociedad libanesa es palpable, incluso en pueblos del denominado corredor musulmán con los que, en otras épocas, apenas ha existido relación.
Además de varios proyectos puestos en marcha para el desarrollo de la zona por parte del Gobierno español y de donaciones para mejorar las condiciones de vida de la población, “también hacemos programas de ayuda veterinaria, cultural con clases de español, colaboramos con los bomberos… Nuestro trabajo es muy variado”, afirma el general Melchor Marín, jefe del contingente Libre Hidalgo XXXVIII.
Pero no todo es fácil, como tampoco lo fue en los anteriores despliegues de 2006, con el entonces teniente coronel Alfonso García-Vaquero al mando del batallón. Ni en 2016, cuando esa labor correspondió a Antonio Ferrera, actual jefe del Tercio Gran Capitán de Melilla.
Aunque la situación en el Sector Este de Unfil, actualmente es de calma tensa, a mediados de esta semana el soldado irlandés de 24 años Seán Rooney perdió la vida en al-Aqbieh, fuera del área de operaciones, cuando un convoy de dos vehículos acorazados viajaba hacia Beirut y quedó dividido. Fue atacado por una “multitud hostil que les disparó”, según publicó la cadena pública nacional RTÉ.
Tampoco es una misión sencilla para la 1ª y la 2ª Compañía de la X Bandera, aislados en las posiciones 4.28 y 9.64 respectivamente, vigilantes para que no se produzca nada fuera de lo común en la frontera entre Líbano e Israel.
Y, por supuesto, serán seis meses (ya ha transcurrido el primero) difíciles para las familias. Los suyos pasarán las fiestas navideñas a casi 5.000 kilómetros de Ronda. Se perderán algún nacimiento, no podrán despedir a algún ser querido, ni estar con sus hijos en momentos como una comunión o una graduación, ni acompañar a sus parejas en el día a día.
Eso sí, como llevan haciendo desde el primer despliegue a zona de operaciones en los Balcanes en la Navidad de 1992, hace ahora 30 años y también con sello rondeño, una vez más demostrarán que La Legión es una de las unidades más prestigiosas del Ejército de Tierra y su trabajo servirá para mejorar las condiciones de vida de un pueblo, el libanés, cansado de sufrir.
Un día a día complicado de vivir desde la distancia para los seres queridos pero que es asumido con normalidad por los legionarios como parte de su trabajo.
También te puede interesar
Lo último