Ronda

La Ruta del Vino de Ronda y Málaga traza su plan para su relanzamiento

  • La pandemia frenó el proyecto para ampliar el producto de la Serranía a toda la provincia

Comida en mitad de los viñedos en la bodega Los Aguilares.

Comida en mitad de los viñedos en la bodega Los Aguilares. / Javier Flores

Era 2019 cuando las cifras oficiales registraban un crecimiento de visitantes del 85% en la Ruta del Vino de Ronda, casi 40.000 personas habían pasado por las bodegas rondeñas para disfrutar de las diferentes experiencias. Con el crecimiento del enoturismo disparado se pensó en ampliar este producto al resto de zonas vinícolas de la provincia y así se creo la Ruta del Vino de Ronda y Málaga, aunque llegó la pandemia y acabó con las aspiraciones de un proyecto que esperaba seguir creciendo con la ampliación de la oferta disponible.

Ahora, cuando la crisis sanitaria parece que remite, los responsables del proyecto han presentado su plan marco en el que se definen los objetivos a conseguir y el modo de hacerlo, teniendo así marcado un plan de relanzamiento de un producto en el que aseguran que es la “calidad” la que marcará el futuro.

Y es que se trata de una iniciativa en la que no solo se incluyen bodegas ya que se trata de aprovechar dicho potencial para que también formen parte del mismo bares, restaurantes y diferentes empresas elaboradoras de productos locales en las que disfrutar de experiencias vinculadas al vino.

Ahora se busca potenciar la promoción de esta oferta turística que es uno de los grandes déficit que han sido detectados tras analizar los datos disponibles, al tiempo que se potenciará el mejorar la formación en restaurantes, tiendas y hoteles sobre el sector vitivinícola de la provincia.

Además, con la ampliación a otras zonas productoras como Antequera o la Axarquía se consigue también ampliar la gama de la oferta disponible, aunque se busca que las experiencias que se ofertan desde las propias bodegas incluyan paquetes muchos más completos dentro de la visita y que pueden incluirse otras actividades de cada zona productora además de aquellas vinculadas directamente al vino.

Por otra parte, se han marcado como otro de los objetivos en conseguir un pacto político estable que permita poder desarrollar este producto más allá de los cambios políticos que puedan producirse en las diferentes instituciones o en los ayuntamientos que forman parte del mismo, ya que consideran que el apoyo institucional es uno de los aspectos fundamentales a impulsar.

Precisamente, uno de los aspectos pendientes en algunas zonas productoras es que los planes de ordenación urbana no contemplan la presencia de este tipo de explotaciones agrícolas en sus términos municipales, por lo que muchas de ellas tienen importantes problemas cuando tienen que realizar ampliaciones.

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