Viticultura

Sandra Morillas, la ingeniera agrónoma que regresó a casa para crear vinos de autor

  • Decidió culminar el proyecto que inició su padre cuando plató los viñedos familiares y crear su propia marca con la que ya tiene un blanco en el mercado

  • Mimo en la vendimia de la Serranía

Sandra observa a su padre junto a los viñedos familiares mientras cata su primer vino.

Sandra observa a su padre junto a los viñedos familiares mientras cata su primer vino. / Javier Flores (Ronda)

La Serranía de Ronda es una de las zonas más afectadas por la despoblación, en especial, sus pequeños municipios y las pedanía rondeñas, aunque en la cabecera de comarca también se deja sentir este problema desde hace unos años, aunque sea a una escala menor. Una situación que conlleva a muchos jóvenes a marcharse para buscar mejores oportunidades de trabajos.

Muchos estudiantes tras finalizar su periodo de formación nunca regresan y la sangría se mantiene lenta pero constante. No obstante, no todos han tomado este camino, y es que también hay ejemplos de jóvenes que han decidido regresar y emprender, como es el caso de Sandra Morillas, que tras finalizar sus estudios de ingeniera agrónoma volvió a su casa en la pedanía de Los Villalones dispuesta a seguir vinculada al terruño en el que se había criado dentro de una familia de agricultores.

Tras pasar un tiempo ayudando en la venta familiar que regenta su madre y en las labores del campo, decidió aumentar su formación y realizar el curso de viticultura que se había implantado en Ronda, y es que el amor por los viñedos que le había inculcado su padre desde pequeña se mantenía y quería tratar de volver a su objetivo, explotar los viñedos familiares y culminar aquel proyecto que su padre no llegó a culminar aunque crearon algunos vinos y mantienen uno familiar. En el horizonte sigue su sueño de culminar los estudios de enología, algo que asegura que ahora emprenderá a distancia. “Es un mundo en el que hay que estar en constante formación”, dice Sandra.

Sandra Morillas catando su primer vino en el viñedo que produce su uva. Sandra Morillas catando su primer vino en el viñedo que produce su uva.

Sandra Morillas catando su primer vino en el viñedo que produce su uva. / Javier Flores (Ronda)

Unos viñedos que de pequeña ayudó a plantar a su padre, Juan Morillas, que tras realizar una visita a Burdeos con un grupo de precursores de la reintroducción de los viñedos en Ronda decidió introducirse en aquel mundo que le había fascinado. “Todavía recuerdo que llegaron unas cajas blancas a casa y mi padre nos dio unas tijeras y nos explicó cómo había que prepararla las vides para plantarlas”, explica Sandra junto a uno de sus viñedos mientras su padre esboza una sonrisa recordando aquellos momentos.

“Yo quedé completamente enamorado de lo que había visto tras aquel viaje”, explica su padre, que siempre apostó por contar con una variedad de cultivos en sus tierras. “No me gusta poner todos los huevos en la misma cesta”, dice Morillas, un funcionario de la Oficina Comarcal Agraria de la Junta de Andalucía en Ronda que pese a la posibilidad que le daba su empleo decidió no abandonar el campo y seguir dedicado a su gran pasión, ser agricultor, a pesar de las dificultades que conlleva.

Ahora se siente orgulloso del regreso de su hija para llevar su proyecto un paso mas allá y crear sus propios vinos, completando aquella iniciativa que a él se le quedó a medio camino tras muchos años en los que se dedicó a ser productor de uva que posteriormente vendía a bodegas y cooperativas de vinos.

Eso sí, ambos saben que será un camino largo y en el que tendrán que trabajar mucho para conseguirlo. De momento, Sandra compatibiliza su trabajo en la bodega rondeña Badman Wines, a la que llegó tras finalizar su curso de viticultura, con la creación de sus propios vinos Tres Raíces, teniendo ya en el mercado un blanco, sauvignon blanc con cuatro meses de crianda en barrica, bajo la denominación de origen Sierras de Málaga. Pronto espera poder sacar un tinto 100% merlot con un año de crianza en barrica y un rosado 100% tempranillo que completará el trío inicial que tenía pensado. Todos ellos monovarietales y apostando por elaboraciones que todavía no estaban dentro de la amplia carta de referencias que tienen ya en el mercado las más de 20 bodegas que existen en la Serranía rondeña.

Un proyecto en el que espera que en el futuro también participen sus hermanas. “Mi hermana pequeña está estudiando arquitectura y espero que nos diseñe la futura bodega, mientras mi otra hermana estudia turismo y está deseando que tengamos un lugar para hacer las catas y poder llevar todo el tema del enoturismo”, dice Sandra, que desborda ilusión con su proyecto personal, aunque mantiene los pies en el suelo y asegura que se trata de objetivos a largo plazo.

“Me quedan muchos años de trabajo y de aprender con los mejores antes de poder emprender mi camino en solitario”, dice Sandra, que en estos momentos cuenta con la colaboración de Manuel Carrizosa y Simbad Romero, los enólogos que crearon Badman Wines. Sus dos mentores, a los que muestra su agradecmiento inmenso por la confianza depositada en ella. “No todo el mundo te abre su casa y te deja libertad para hacer y probar sin limitaciones”, explica Sandra, que en estos momentos está elaborado su vino en las instalaciones de esta bodega rondeña que cuenta con una amplia gama de vinos en el mercado.

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