Amanece el domingo posterior a la festividad de la virgen del Carmen, las calles aledañas del señero barrio del Perchel añoran la presencia de ese gentío que espera a que su vecina más ilustre atraviese el dintel del templo para dirigirse al puerto y a la Catedral de Málaga. La pandemia del coronavirus ha impedido a los devotos ver esa tradicional y emotiva estampa.
Pero hoy los primeros rayos de sol iluminaban la fachada de la engalanada parroquia de Nuestra Señora del Carmen de forma especial. Y al fondo, la virgen marinera, perfectamente ataviada con esos colores carmelitas, ese fajín colgando del lado izquierdo de la saya de la sagrada imagen, y ese despejado tocado que realzaba aún más la belleza de la virgen del Carmen.
La señora reinaba bajo el altar de su parroquia, expuesta a la veneración cercana de los fieles durante toda la jornada hasta las 22:00. La virgen se encontraba sobre la peana que la archicofradía posee para el rosario de ánimas, y a su vez, alzada en parte del cajillo de su antiguo trono procesional.
La imagen del Niño portaba por vez primera una túnica bordada sobre tisú celeste obra de Alicia Vallejo. Flores coloridas exornaban y perfumaban con su aroma la iglesia que acogió a decenas de fieles a las 8:00 para rezar el rosario de la aurora, este año desde el interior del templo.
Al término del rezo, sonó la melodía de la composición musical ‘Málaga del Carmen’ para acompañar al estandarte que puso rumbo a la playa de la Malagueta, junto a la corona de plata que luego portaría la virgen del Carmen de los Submarinistas.
Pero la devoción por la virgen del Carmen tiene un fuerte arraigo en Málaga y no podía quedarse en un día tan especial en el interior de los distintos templos y capillas de la ciudad. Pasadas las 11:00 de la mañana se produjo el ansiado e histórico encuentro. La pandemia no puede con la devoción a la patrona del mar y un año más, bendijo las aguas.
El estandarte de la archicofradía del Carmen del Perchel aguardaba en una barca rodeada de más lanchas y botes. Los hermanos de la corporación perchelera y miembros de la asociación de la virgen del Carmen de los Submarinistas contaban también con una embarcación para poder presenciar dicho encuentro inédito.
Las burbujas se hacían cada vez más presentes en el mar, y poco a poco emergía de las profundidades la virgen del Carmen de los submarinistas, la capitana de las playas malagueñas, la venerada imagen que cuenta con un altar submarino durante todo el año y que contempla tierra firme tan solo unas horas al año.
Al mar caían pétalos y claveles rosas, en forma de plegarias a la señora marinera, mientras colocaban a la virgen del Carmen en la embarcación junto al estandarte de la archicofradía del Carmen del Perchel. Aplausos, cohetes y vítores se sucedían simultáneamente en la escena, al tiempo que al agua caían lágrimas que se escapaban entre los que presenciaban dicho encuentro sin precedentes. A pesar de todo, la virgen del Carmen pudo bendecir las aguas malacitanas.
Este acto estuvo precedido por una breve misa en la que el párroco de la iglesia del Carmen, José Manuel Caselles, y el capellán de los submarinistas, Rafael López, pidieron especialmente por los difuntos de esta pandemia. “Pedimos a la virgen del Carmen y recibamos su amparo en esta tempestad que se nos presenta”, oraba el párroco. “La vida no depende de nuestros dirigentes, depende de cada uno de nosotros. Preparémonos y pidamos ayuda para capear el temporal”, reflexionaba.
Una Salve Marinera flamenca, con el acompañamiento de una guitarra, puso banda sonora a una escena soñada por muchos fieles de esta venerada imagen mariana. Las mascarillas no suponían ningún impedimento para rezar, cantar y pedir salud a esa virgen que este año no ha podido recorrer las calles del centro ni de sus barrios. Esa virgen que este año está más cerca que nunca en el día de su festividad.
De este modo, la archicofradía culminará los cultos en honor a la virgen marinera el próximo sábado 25 de julio a las 19:30 con una misa de acción de gracias.
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