Historias del archivo

El Domingo de Ramos que tampoco fue

  • La Semana Santa será. Distinta pero será. Igual que lo lleva siendo desde hace 2.000 años

Niños participan en una procesión del Domingo de Ramos

Niños participan en una procesión del Domingo de Ramos

Mirar al pasado se ha convertido en una rutina en tiempos del confinamiento. ¿Cómo era el día a día antes de la cuarentena? ¿Hasta qué punto se apreciaban los detalles? Vivir en el ayer parece una solución en un presente monótono. Valga esta realidad para todos los aspectos que conforman el devenir del último mes pero, de forma especial, el de una semana que está por empezar. La Semana Santa será. Distinta, diferente. Pero será. Igual que lo lleva siendo desde hace casi 2000 años. Sin embargo, las hemerotecas son las vías de escape ante una sensación generalizada de añoranza. La memoria, a veces incierta, a veces traicionera, no siempre ofrece un relato fidedigno del pasado. Por mucho que fuera hace tan solo 20 años. Por mucho que se trate del último Domingo de Ramos del milenio. ¿Qué pasó entonces?.

Lola Carrera, ilustre cofrade y cronista por aquellos años de la Agrupación de Cofradías, escribía para La Saeta (otoño, 2000) la crónica de una jornada que se quedó en el tintero. Desde primeras horas de la mañana, “todos los malagueños no paraban de mirar al cielo”. Los malos presagios se cumplieron y, a la postre, solo Prendimiento y Salutación pudieron salir a la calle. Esta última cumpliendo con un itinerario más reducido por el riesgo de precipitaciones. Como detalle, recoge Lola Carrera, la hermandad de San Felipe estrenaba el paño de la Verónica, obra de Esther Romero, y “el luto como recuerdo” por el fallecimiento de la cofrade y teniente hermana mayor Ángeles Blanca.

Pero, como todo Domingo de Ramos, el inicio de la Semana Santa quedó marcado por las rutinas –convertidas en tradiciones– que son inamovibles al paso del tiempo. El Pontifical, la bendición de palmas, los nervios previos… Todo dispuesto para comenzar. La crónica del momento refleja la “tristeza por un día en el que sol se asomaba y hacía renacer la esperanza”. Finalmente, no pudo ser. Así consta en el texto de la cofrade esperancista: “Al momento el cielo se volvía a llenar de borreguillos (...) y los pequeños nazarenos lloraban sin saber por qué guardaban sus palmas y ramas de olivo”.

De aquel momento quedan las imágenes grabadas por Málaga TV en las que Jesús Saborido comunica a los hermanos que este año Pollinica no saldría a la calle: “Nosotros no tenemos derecho a dejar una cofradía destrozada por la lluvia. Pero, ¡no estemos tristes! Los campos de Andalucía están secos, porque no llueve. Los agricultores tienen que soportar tragedias porque no llueve. Y en África mueren niños porque no llueve. Nosotros, que somos la cofradía de los niños, tenemos que decir ‘Jesús, Amparo, aunque nos parta el alma, gracias por la lluvia”. Tras estas palabras del ex hermano mayor y presidente de la Agrupación de Cofradías, los cofrades rompieron en aplausos y vivas a sus titulares.

La Cena, asentada por aquellos años en el Domingo de Ramos, mantuvo las puertas de la capilla abierta hasta entrada la noche. La Virgen estrenaba una saya, obra del archivero Antonio Domínguez y una cruz pectoral, obra de José Carlos Ruiz. El 2000 fue el segundo año en el que la Salud sufrió las inclemencias del tiempo. Recoge Lola Carrera que en 1990, la hermandad hubo de regresar a prisa a su templo cuando la Virgen tan solo había recorrido unas calles de su barrio.

Igual destino sufrieron la Humildad y el Huerto. Tuvieron que ser los fieles los que se acercaran a los Titulares, y no a la inversa, como acuerda la tradición. La Virgen de la Merced, estrenando peana y saya, quedó expuesta en su trono. También el Cristo de la corporación victoriana presentaba como novedad una túnica de José Mora Cornejo. Por otra parte, el Huerto celebró el Viacrucis en el interior del templo de los Santos Mártires y la candelería de la Virgen de la Concepción permaneció encendida durante toda la tarde. Tendrían que pasar 15 años hasta que el Domingo de Ramos tuviera la configuración actual. El ingreso de Humildad y Paciencia en 2014, con la posterior salida un año después, terminaría de cerrar una jornada que había vivido otras dos incorporaciones más en la década anterior: Dulce Nombre, en 2003, y Lágrimas y Favores, en 2006. Esta última llevaba organizando un rosario de la aurora en la mañana del Domingo de Ramos desde 1953.

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