Luz que brilla ante las tinieblas

Crónica Martes Santo

El 'martes victoriano' fue el punto de partida a dos tercios de Semana Santa que olvidarán las lluvias. La singularidad de cada cortejo procesional contrastó con el nexo de unión solidario ante las miserias del mundo.

Foto: J. Albiñana · L. M. Gómez Pozo
Foto: J. Albiñana · L. M. Gómez Pozo
Cristina Fernández / José Luis Pérez

Cristina Fernández · José Luis Pérez, 23 de marzo 2016 - 01:00

M ientras el barrio de la Victoria esperaba la vuelta de sus devociones, el resto de la ciudad gozaba de las procesiones. Es el regalo de una jornada que, por primera vez en esta Semana de Pasión, tuvo que mirar de reojo al cielo, sin más. Un día completo al que la noche sorprendió con un centro lleno de ganas, por parte de todos, de encontrar una senda donde el procesionismo señalase un camino hacia un futuro que, en recuerdo de Bruselas, se convertía en oración en la llama de un cirio.

Rocío

"-Oy, ¡Por Dios!

-Por Dios no, señora. Por la Virgen del Rocío".

Las conversaciones más singulares en el Altozano se teñían hoy con el blanco color de la Novia de Málaga. Tras la coronación canónica del pasado 12 de septiembre, era la primera vez que la Virgen de Pío Mollar se reencontraría con la ciudad a pleno pulmón. Había ganas de una jornada sin lluvia y el anuncio de la cofradía victoriana era el que hacía presentir que nada saldría mal en el encuentro con el cielo.

Puntualmente, las cruces del Calvario salían desde el interior de la casa hermandad despertando los primeros aplausos del día. Las bandas que acompañaron a la corporación portaban lazos para solidarizarse con la petición de diversas asociaciones para que la Virgen del Rocío fuese patrona de los donantes.

Los penitentes se organizaron por nombre, según los mayordomos les citaban. Cada uno en su sitio por antigüedad para evitar conflictos. El Nazareno de los Pasos salía con Padre y Nazareno y realizaba una maniobra perfecta. La primera curva estaba resuelta. Más tarde realizaría un paso ante la Tribuna Oficial sublime, sin decaer el ánimo y con los sones de la agrupación musical Vera+Cruz de Campillos para enmarcar la escena.

Y entonces, la Virgen del Rocío. La primera vez que el trono se alzó se comprobó que el halo de coronación, si bien no causó problemas, necesita algo más de firmeza. Lo suficiente para poder fijar la vista en la talla y los sentimientos que la misma transmite a los suyos.

Rocío se hizo con la ciudad desde el primer minuto y recibió la luz del sol y unas leves gotas en Tribuna de los Pobres que no enturbiaron nada. Los nazarenos blancos creaban un río en las calles de la Cruz Verde mientras el presidente de la hermandad Matriz del Rocío de Almonte daba los primeros toques de campana tras apadrinar la coronación.

La devoción acompañaba, con niños llenos de sonrisas e inocencia. Con padres emocionados, abuelos orgullosos y una historia que salía hacia el centro histórico, como decía una vecina de la Cruz Verde, para que devolviesen a la Virgen unas horas después.

Penas

En la plaza de la Virgen de las Penas ya no cabía ni un alma cuando quedaban unos minutos para abrir las puertas del Oratorio de Santa María Reina y Madre de Pozos Dulces. Esa mezcla de fervor y curiosidad que despiertan las salidas procesionales de lugares estrechos, las maniobras difíciles, hace que cada Martes Santo éste sea punto señalado en el itinerario de los más cofrades. Puntuales, a las 18:00, iniciaron el cortejo. Comenzaron a salir los capirotes burdeos con las velas color tiniebla apagadas. La banda de cornetas de la Esperanza ponía la música, entre los fieles congregados se escuchaban algunos comentarios pero dentro del templo el silencio era la tónica dominante.

El Cristo de la Agonía con su cruz aún bajada para poder superar la puerta, mostraba su tez morena, su dolor encarnado en el rostro. Salieron los ciriales y justo después, en un recogimiento que hasta una risa se afeaba, empezaron la maniobra. "Vamos avanzando", decía el capataz. "Sin prisa, muy despacio, seguimos, quieto ahí", ordenaban los mayordomos para poder llevar a cabo la compleja salida. Sonó el himno y los aplausos ya no pudieron contenerse. Con la marcha Ora Pro Nobis el trono del crucificado avanzó suavemente hasta que terminó la maniobra. Justo después se subió la cruz para emprender su estación de penitencia por la serpenteante Pozos Dulces.

Tras la banda, nazarenos con cruces de madera al hombro señalaron de esta forma su penitencia. Los penitentes, en esta ocasión con cirios blancos, iniciaron la fila que precedía a María Santísima de las Penas. La Virgen ya estaba preparada cuando la plaza, en un susurro callado, esperaba recibirla. El incienso inundaba el dintel de la puerta y de ella, con una mecida suave, corta, la Virgen se hacía dueña de la calle. Sonó el himno y María Santísima de las Penas, Reina y Madre, salía de su Oratorio con ánforas de claveles rosas. El manto de flores, más colorido de lo habitual, estaba decorado en blanco, rosa y amarillo y dedicado al año jubilar de la Misericordia. La banda de música música Utrerana la acompañó en su recorrido procesional que acumuló cierto retraso en su entrada a la Alameda.

Nueva Esperanza

A la hora señalada se abrieron las puertas de la Parroquia de Santa Ana y San Joaquín. Todo su barrio esperaba la cita como cada Martes Santo. Los capirotes morados con la candelería aún apagada hacían las filas mientras que los varales de Jesús Nazareno del Perdón asomaban por la casa hermandad anexa al templo. Su dorado relucía en una tarde fresca y con algunas nubes en el cielo, aunque con una previsión meteorológica muy distinta a la de días anteriores. El optimismo alejaba cualquier asomo de duda, ni una gota quería ayer la ciudad para su Semana Santa. Con una serena mecida, los hombres de túnica morada enfilaron el Camino de Castillejos con los sones de la banda Ecce Mater. Y de nuevo el Señor tuvo a sus pies a toda Nueva Málaga. Con especial emoción, la hermandad dedicó la estación de penitencia a las víctimas de los atentados de Bruselas. A esa hora llegaban noticias cada vez más trágicas.

Pocos minutos después volvió a sonar el himno y se inundó el aire de incienso para recibir a María Santísima de Nueva Esperanza. Su manto verde intenso sobre su trono de plata y oro atrapaba miradas y corazones, perdidos en sus ojos tristes, en sus lágrimas de pena. Poco después de las 16:00, los Sagrados Titulares de esta cofradía iniciaban uno de los recorridos más largos de las 41 hermandades agrupadas. Hasta más de cuatro horas después no entrarían en el recorrido oficial. Su recogida, cuesta arriba y después de sufrir 14 horas el peso sobre los hombros, también sería alentada por sus fieles. Los vecinos, orgullosos de su cofradía, comentaban que cada año el encierro es más bonito. Muchos niños y jóvenes participaban ayer en el cortejo como señal inequívoca de que el futuro de la hermandad está garantizado con el relevo generacional.

Emocionaba ver a tanta gente en las aceras, en ventanas y balcones para rezar con su joven cofradía que para otros muchos puede pasar, quizás, desapercibida. "Va muy fina y muy bonita, nada recargada", opinaba una señora del adorno floral del trono de la Virgen y hasta los musculitos del gimnasio se asomaban para verla. Una hora después de su salida, la porcesión ya ocupaba el lateral norte de la Avenida de Carlos Haya.

Estrella

Todo cambia cuando el cortejo de la Humillación sale a la calle. El Perchel se transforma en una de sus maneras de vivir la Semana Santa, contraste con Dolores del Puente, Mena o Huerto. La rivera del Guadalmedina olvida por unos minutos sus miserias, Ángeles de la Noche incluidos, para esconder entre las penumbras lo que la Virgen de la Estrella ilumina con su presencia a quienes siguen depositando en ella sus esperanzas.

El cortejo tuvo que esperar a que Nueva Esperanza terminase de cruzar el puente hacia la Alameda para continuar su camino. Servía esta circunstancia para contemplar y reflexionar sobre su cortejo, ya que van inexorablemente unidas de la mano. Y ese fue el contrapunto a todo, pues no se encontraba una definición exacta al mismo. Necesaria se hace la autocrítica y revisión.

Mientras el Cristo demanda un grupo escultórico, la Virgen ganó con la nueva candelería, donada por sus hermanos, y la posición centrada en el trono. Un acierto. Y si bien la penitencia se debe realizar con fervor, también debe tener sentido. La presencia de mantillas es cuestionable por las fechas, máxime cuando no portan un cirio. Igual caso ocurre cuando un acólito descalza sus pies para salir en procesión, o cuando la presidencia resalta por encima de los propios penitentes.

Ellos, sin embargo, son los auténticos protagonistas. Los mismos que hacían alzar las miradas hacia el cielo y sorprender al público para recordar que la Pasión se vive como catequesis en la calle, bajo los varales de quienes piden o agradecen a sus imágenes lo recibido o entregado y los nazarenos que, en silencio, iluminan el sendero con la pureza del blanco y la elegancia del azul que los dominicos traen desde la frontera del Perchel.

Rescate

La jornada victoriana por excelencia amplió, apenas por unos instantes, el espacio en calle Agua. Jesús del Rescate y María Santísima de Gracia eran las referencias de los congregados para ver su salida. El faro de la Victoria se vestía de gala para que los aplausos de fervor se expandiesen a lo largo de la calle.

El cortejo multicolor sorprende en los últimos años de manera positiva. Los nazarenos saben cuál es su papel, y los mayordomos procuran que así sea siempre y la procesión llegue a buen puerto a la plaza de la Merced. Es una realidad que no puede obviarse.

Nuestro Padre Jesús del Rescate volvía a lucir su terno bordado en terciopelo burdeos, recuperando su estampa habitual, si bien el conjunto liso también favorecía a la talla. El encuentro con Jesús El Rico y la Virgen del Amor fue un homenaje a la puerta de la Victoria y a quienes se encontraban presentes. Un encuentro que se hace algo más que saludo o cortesía. Que sirve para hermanar sensibilidades.

Más adelante, la gloria barroca por excelencia. La Virgen de Gracia llegaba a calle Álamos escoltada por un cuerpo de mujeres revestidas como acólitos. Y es respetable mientras guarden el debido respeto a lo que significa escoltar con su luz a un trono. Quizás el problema no sea el sexo, sino el ropaje. Cuán fácil es solucionar apenas un detalle mínimo para que todos queden contentos.

Elías Bendodo, presidente de la Diputación de Málaga, estuvo presente en los primeros trazos del recorrido de esta corporación para tocar la campana de la Dolorosa. En adelante, su recorrido ganaría enteros por Carretería, y aunque Tribuna de los Pobres fue un punto donde la saeta se convirtió en motivo de protesta, el público agradecía el gesto de la hermandad. Es su espíritu el que anima a seguir adelante, a pasito corto, pero evolucionando siempre a mejor.

Sentencia

En una tarde sin sobresaltos meteorológicos, la puntualidad en su salida también fue protagonista en la última cofradía que cierra el recorrido oficial cada Martes Santo, la Sentencia. Al salir la cruz guía de la casa hermandad a Frailes los sones de la banda Los Moraos de Alhaurín de la Torre abrieron el cortejo. Mucha gente esperaba su paso hasta la plaza de la Merced, lo que obligaba a la Policía a mantener los espacios de seguridad que poco después necesitarían unos tronos a los que casi les faltaba calle para poder hacer el giro.

De la escueta calle Hinestrosa empezaron a salir los nazarenos en terciopelo morado, cíngulo dorado y cera roja aún apagada. El trono de carrete sobre el que camina Nuestro Padre Jesús de la Sentencia estaba preparado para emprender su camino por las calles de Málaga. La talla de Martín Simón de 1935 representa el momento en el que Jesús escucha su condena a muerte en presencia de dos sayones y dos romanos. Poncio Pilatos lava sus manos con la intención de limpiar su culpa. El Cristo llevaba su túnica burdeos con bordados en oro realizados por las adoratrices a finales de la década de los 50.

Los ciriales continuaron el cortejo para advertir de la proximidad del trono y se escucharon los primeros toques de campana. De esta pendía un crespón negro en señal de luto por las víctimas de los atentados de Bruselas y también por dos muertes más próximas, la del antiguo director espiritual de la cofradía Manuel Pineda y la de Antonio Serrano, decano del Colegio de Peritos, hermano honorífico de la Sentencia.

La maniobra fue complicada, como siempre, y tras los pasos de Jesús la banda de música de Torredonjimeno marcaba el ritmo calle abajo. En la casa hermandad, María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos estaba preparada para seguir a su Hijo con la candelería ya encendida. Apagaron las luces del interior y ella iluminó toda la estancia, como la guía nesaria en la más oscura de las tinieblas. Con la caída de la tarde, las velas comenzaron a encenderse. Y se hizo la noche para recibir a su Virgen de Cruz Verde con la marcha Reina del Santo Rosario tocada por la banda El Arrabal de Carmona.

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