Dolores de San Juan: silencio y luto en el corazón del Viernes Santo de Málaga

La parroquia acogió la última de las procesiones que salen de ella, cerrando con solemnidad la jornada de pasión

Dolores de San Juan en el Viernes Santo en Málaga, en imágenes

Dolores de San Juan. / Ana Jiménez

En la tarde del Viernes Santo, la Parroquia de San Juan Bautista de Málaga se convirtió en el epicentro del recogimiento y la solemnidad con la salida procesional de la Muy Antigua, Venerable y Pontificia Archicofradía Sacramental de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Redención y Nuestra Señora de los Dolores. Este acto marcó el cierre litúrgico de la parroquia, simbolizando el tránsito desde la vida hasta la muerte de Jesús, en un templo que ha sido testigo de todas las etapas de su existencia.

La procesión de Dolores de San Juan comenzó cuando las puertas del templo se abrieron exclusivamente para los integrantes del cortejo. Tras un momento de oración ante las Sagradas Imágenes y la entrega de un donativo como gesto de caridad, los hermanos iniciaron su Estación de Penitencia, caracterizada por el silencio absoluto y una compostura austera. Los nazarenos vestían túnicas y capirotes de ruán negro, con cinturón de esparto, reflejando la sobriedad que distingue a esta Archicofradía.

El cortejo se dirigió desde San Juan hacia la Plaza de Arriola, donde las Hermanas de la Cruz, desde su convento, entonaron cantos a Nuestra Señora de los Dolores, en un emotivo momento en el que el trono se volvió hacia ellas. Este gesto, recogido en las Reglas de la Hermandad, reforzó los lazos entre la cofradía y la comunidad religiosa. En su paso, desde la salida, el silencio se hizo procesión por las calles de Málaga.

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Dolores de San Juan, el silencio hecho procesión en las calles de Málaga

La procesión, marcada por la austeridad y el silencio, fue acompañada por capillas musicales que interpretaron composiciones propias de la Hermandad, utilizando instrumentos como oboe, fagot, clarinete y flauta. El orden procesional incluyó diversas insignias representativas de la Archicofradía, como la Cruz Guía, el Guión de la Archicofradía, el Banderín Sacramental y estandartes con imágenes de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz y de Nuestra Señora.

El Santísimo Cristo de la Redención, obra del imaginero sevillano Juan Manuel Miñarro en 1987, realizó su estación de penitencia sobre un trono diseñado por Fernando Prini y tallado por Manuel Toledano, con imaginería de José María Ruiz Montes. Nuestra Señora de los Dolores, una talla anónima del siglo XVIII atribuida a la familia Asensio de la Cerda, procesionó sobre un trono realizado por talleres Villarreal en 1984, con imaginería de Carlos Valle y Suso de Marcos con su madre tras Él. Con la iglesia de San Juan como corazón y punto clave, el luto de la Cruz de Malta paseó siendo testimonio de lo que todo el año permanece dentro de la parroquia.

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