La evolución de la Semana Santa de Málaga

La Semana Mayor de 2025 ha recuperado la calle Carretería para las procesiones, aunque quedan retos como mejorar la movilidad en todo el Centro Histórico

Servitas en el Viernes Santo malagueño, en imágenes

Jesús del Santo Sepulcro, este Viernes Santo.
Jesús del Santo Sepulcro, este Viernes Santo. / Carlos Guerrero

Málaga/La Semana Santa de 2025 va a ser disruptiva. Como lo fue la de 2019, cuando entró en funcionamiento el nuevo recorrido oficial que sustituía al anterior, con más de un siglo de historia y grabado a fuego en las mentes y los corazones de los malagueños. ¿Y cuál ha sido esa evolución cofrade de 2025? ¿Qué podría haber aportado este año que lo hace tan distinto de los anteriores, quitando, claro está, 2020 y 2021, los aciagos ejercicios de la pandemia? Ha sido una buena Semana Mayor porque las cofradías y hermandades han vuelto la vista atrás, han recordado su esencia, su historia, la raigambre que tienen en sus barrios y la importancia de que, al menos en parte, nuestra Semana Santa, que ha experimentado tantos cambios en un lustro, sea reconocible para los malagueños, que son los que la mantienen viva. Y ese mirar atrás ha supuesto recuperar la calle Carretería para el procesionismo, la vía más semanasantera de la Ciudad del Paraíso, que se hacía cuesta arriba para muchas cofradías que, históricamente, habían vuelto por esa arteria del Centro a su casa hermandad.

Ya saben que la calle se había convertido en un dolor de cabeza para muchas hermandades. Expiración dejó de pasar por ella hace años y recuerden la estampida que provocó severos daños al patrimonio de la cofradía del Cautivo en abril de 2017 debido a una pelea. A ello hay que sumar las lamentables escenas de sofás y sillas encadenas en ambas aceras que se prohibieron por ordenanza municipal, lo que generaba un grave problema de movilidad en la vía, así como de visibilidad. Muchas, sin decirlo, querían excluirla de su recorrido, aunque las hermandades del Perchel como Esperanza o Mena, que volvían por ella y que protagonizaban momentos de gran sabor cofrade en la Tribuna de los Pobres, la verdadera tribuna procesionista de la ciudad, tenían que recorrer muchos más metros con el nuevo itinerario oficial, al que antes entraban por la Alameda y, desde 2019, debían hacerlo por Cisneros, Especerías y la plaza de la Constitución, finalizándolo muy lejos de sus casas hermandad, en la Torre Sur de la Catedral. Esa distancia añadida con un trono tan pesado como el de la Esperanza supone todo un reto.

De cualquier forma, en estos años tampoco se podía procesionar bien en Carretería por la profunda reforma que el Ayuntamiento ha efectuado en la calle, usada históricamente como vía de desahogo para circular por el Centro. Pero concluida la intervención y, adecentada la calle; contenida la invasión de sillas y sofás y con más vigilancia, no había excusa. Hay que recorrer más metros, sí, pero la Tribuna de los Pobres y el recorrido histórico oficioso de nuestra Semana Mayor debía ser reincorporado a los itinerarios. Hay algunas que siempre pasan por allí porque es obligatorio en cuanto al sentido de su recorrido, pero la vuelta por Carretería de Mena y Esperanza en la madrugada del Jueves Santo ha abierto la puerta a que las que faltan sigan ese ejemplo. Sepulcro, que también había abandonado esa calle, volvió el Viernes Santo por esa vía y Pollinica bajó al recorrido oficial por ella el Domingo de Ramos. Rocío siempre la mantuvo en sus planes. ¿Y las que quedan? Son pocas, pero volverán. O deberían hacerlo. La evolución, en este caso, ha sido mirar atrás, apoyarse en la tradición y mantenerse fieles al malagueño que es, al final, el protagonista de la Semana Santa.

A todo hay que unir que la vía y la Tribuna de los Pobres ha estado repleta de público prácticamente todos los días salvo el Martes Santo. Eso sí, las sillas plegables han vuelto a ser un problema este ejercicio. A mejorar también: aunque ya no hay sofás ni sillas de madera, se han llegado a ver sillas de playa tamaño XL en algunas zonas de Carretería, Cisneros y Especería. Parece complicado resolver este problema, pero es necesario extremar la vigilancia sobre el particular.

2025 ha sido un año de consolidación del nuevo recorrido estrenado en 2019. En la Alameda Principal pueden verse bien las procesiones sin tribunas poco estéticas, y la gente empieza a saber cómo moverse. En una generación, este recorrido será asumido por todos, aunque queda en el recuerdo el anterior, que era perfecto, pese a que el cambio se debió a motivos de seguridad. Hay quienes lo siguen discutiendo y son bastantes. El anterior podría haber seguido a costa de eliminar miles de sillas. ¿Quién asumiría ese coste? De cualquier forma, en redes sociales sí persisten las críticas al nuevo recorrido, a su visibilidad y a la movilidad. Haría bien la Agrupación de Cofradías en reflexionar con los afectados y recoger sus críticas.

Este año también ha sido el de la entrada en vigor de un nuevo sistema de control de los abonos de las sillas y tribunas. Un lector electrónico se aplicaba a los códigos de los abonos, ya sea físicos o en PDF. Se ha hecho por ley. Fuentes consultadas por este periódico recuerdan que no hay ninguna entidad que organice un hecho como la Semana Santa que no controle el aforo, no sólo para saber cuántas personas hay viendo en cada momento la Semana Mayor, sino también por seguridad y para evitar que el dueño de varios abonos meta indiscriminadamente a personas que no pagan, complicando la visibilidad a quienes sí lo hacen. Hubo algunos desajustes en la mañana del Domingo de Ramos: varios dispositivos no llegaron y otros no funcionaban (solo algunos, sobre todo en la Alameda). Finalmente, el resto de la Semana Santa (salvo el Jueves Santo por la noche en algunos tramos en los que volvió a darse la orden de no usar los dispositivos al fallar, al parecer, el sistema) no parecen haber existido problemas más allá de dudas puntuales, lo que es un tanto para la Comisión de Sillas y Tribunas, tan criticada en los últimos años y con una labor tan ingente como ingrata, hecha con pedagogía y paciencia.

Algunas críticas se han hecho también al tema de que las sillas estaban muy juntas y algunas personas apenas podían moverse, lo que se ha arreglado en algunos tramos haciendo pasillos, al menos en la Alameda.

La movilidad ha continuado siendo un problema. El recorrido oficial nuevo se consolida, pero el hecho de que muchos malagueños de más de veinte años estuvieran acostumbrados a moverse por el antiguo dificulta la transición de unas zonas del Centro a otras con el itinerario de 2019. Si a eso se añade el aforamiento de numerosas calles, la sensación es que los malagueños no pueden moverse libremente y de forma fluida en el Centro de la ciudad, sobre todo cuando están todas las procesiones en evolución. Si a ello se suman las enormes colas que se forman en algunas zonas del recorrido oficial, la sensación de agobio es aún mayor. Habría que darle una vuelta a este aspecto, si es que admite margen de mejora.

La lluvia, asimismo, fue otro punto negativo de los días de nuestra Semana Mayor. Si la inestabilidad presidió el Domingo de Ramos y el Lunes Santo, la reacción de las cofradías y hermandades fue excepcional, adelantando o atrasando el horario según convenía buscando esquivar los aguaceros. No llovió ninguno de los dos días. Las cofradías del Martes Santo retrasaron una hora la salida para evitar las precipitaciones, pero con Rocío y Nueva Esperanza ya muy avanzandas en sus recorridos y, justo cuando Penas y Rescate salían, se produjo una tromba de agua acompañada de viento y de una bajísima sensación térmica que obligó a todas las hermandades a suspender sus respectivas procesiones y a Rocío y a Nueva Esperanza a volver por donde habían venido. Zamarrilla refugió a sus hermanos de Nueva Málaga, que pasadas las diez de la noche volvieron; y Rocío regresó por Císter, Alcazabilla y Victoria sin que se sepa muy bien por qué no le permitieron volver por la Plaza de la Constitución, lo que habría reducido considerablemente el tiempo de la corporación de San Lázaro en la calle. Ninguna de las hermandades ha sufrido daños en sus enseres, lo que siempre es positivo. Magnífica ha sido la reacción de los malagueños con las hermandades azotadas por el agua en la calle.

Las previsiones meteorológicas fallaron, lo que es algo normal si se tiene en cuenta la imprevisibilidad del tiempo en la primavera malagueña. La impagable ayuda de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y el auxilio que brindan empresas especializadas y expertos no siempre es suficiente ante un tiempo tan cambiante. Quizás lo ideal sería ubicar puntos intermedios de refugio en el recorrido para proteger tronos y cortejos, como se ha encargado de proponer algún emprendedor en redes sociales.Es un asunto al que se le ha dado muchas vueltas a lo largo de los años, pero nunca se llega a buen puerto o a una conclusión definitiva. De cualquier forma, sólo el buen juicio de las Comisiones de Agua de las hermandades puede evitar situaciones dantescas como las que se dieron el Domingo de Ramos de 2024, una Semana Santa terrible la de ese año en la que no desfiló la mayor parte de las corporaciones nazarenas por la lluvia.

La hostelería este año, como viene siendo habitual, ubicó puntos de avituallamiento para las hermandades, pidió guardar silencio a sus clientes al paso de las hermandades y puso en marcha una campaña de apoyo, pero ha habido algunas críticas en redes sociales a una mínima parte de bares que han impedido a miembros de bandas de música o nazarenos entrar al servicio. Es, sin duda, algo sobr elo que sus dueños deberían reflexionar, aunque la práctica totalidad del colectivo ha estado a la altura, más allá de alguna polémica relacionada con las terrazas al paso de las procesiones. El camino entre Mahos y la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga es entenderse y eso parece ocurrir, al menos ahora y de forma pública.

El Miércoles, el Jueves y el Viernes Santo han sido días también en los que se puede hablar de brillantez en los cortejos, al igual que entre el Domingo y el Lunes Santo. Se ha avanzado en la estética, en el orden de las filas nazarenas, en el respecto a las procesiones en la calle y en la colaboración ciudadana con las hermandades. La cruceta musical de Málaga sigue siendo enriquecida por genios de la talla de José Antonio Molero, que recoge, junto a otros muchos, la antorcha que dejara prendida Perfecto Artola hace muchos años ya. Se ve presencia de la juventud en los tronos y parece aparcado el debate de la reducción de los mismos por falta de hombres y mujeres. Por cierto, este año se han visto muchas más, y en este capítulo no deja de avanzarse, también en cargos de gobierno u ostentando la máxima responsabilidad, con hermanas mayores ya muy consolidadas y valoradas como las de Nueva Esperanza o Sangre. Son pocas aún, bajo los varales y al mando de las cofradías, pero la incorporación plena de la mujer a todos los roles procesionistas es un hecho feliz y de justicia.

La industria cofrade genera cuarenta millones de impacto económico, según un informe de la Cátedra de Estudios Cofrades, un 65% más que en 2017, y el impacto económico global se sitúa en torno a los 400 millones de euros (directo, indirecto e inducido). Nadie puede negar que la Semana Santa, más allá de religiosidad popular, es un pulmón económico de Málaga.

Turísticamente, la ocupación, según la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (AEHCOS) ha sido del 86%, y no ha crecido más por la incertidumbre en cuanto al tiempo de los días previos.

Mención aparte merecen determinadas expresiones de odio contra el hecho cofrade en sí o las acusaciones consabidas de ocupación del espacio público. Haría bien la Agrupación de Cofradías en escuchar esas críticas, valorarlas e ir abriendo los brazos a quienes no gustan de las procesiones.

Queda en susto el ataque con agua al Cristo de la Crucifixión por parte de un individuo que ha sido denunciado y algunas lipotimias o problemas de salud que se han dado, o la caída del arbotante en la Virgen de la Concepción, sin daños personales ni materiales por fortuna. Las cofradías crecen en el extrarradio y algunas de ellas aspiran a agruparse, lo que será todo un reto para la Agrupación de Cofradías de Semana Santa. Podría hacerlo pronto el antiguo Cristo Mutilado, ahora hermandad del Cristo de la Clemencia, y corre por los barrios la idea de que algunas podrían agruparse pero seguir recorriendo su feligresía.

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