Semana Santa

La inmensidad de La Paloma llena las calles de Málaga

Unos niños sueltan palomas a la salida de la Virgen de su capilla.

Unos niños sueltan palomas a la salida de la Virgen de su capilla. / Marilú Báez

A las siete de la tarde, mientras las Reales Cofradías Fusionadas ponían en movimiento sus cuatro tronos y Mediadora y Salesianos ya se encontraban recorriendo el centro de la ciudad en este Miércoles Santo, la plaza de San Francisco, junto a Carreteria, estaba en plena ebullición para ver a la cofradía de Jesús de la Puente del Cedrón y María Santísima de la Paloma. La Policía no permitía el acceso de más público a la plaza, llena hasta los topes mucho antes de que se abrieran las puertas de la capilla.

Entró en la plaza, en formación y tocando, la Banda de Cornetas y Tambores del Carmen y minutos después hizo lo propio la de Bomberos, que abrió la procesión justo delante de la Cruz guía minutos después. Los numerosos nazarenos de capirote blanco y túnica burdeos, formados en la calle Eduardo Ocon, entraron por la puerta lateral de la capilla para salir por la principal.  

Veinte minutos después se escucharon los primeros toques de campanas desde el interior del salón de tronos. El Nazareno de la Puente se disponía a salir y en la callejuela que une la plaza con Carretería casi se podían tocar los faroles desde los balcones. El trono de brillante dorado ocupaba todo el espacio movido por 210 hombres en sus seis varales. Siguiendo sus pasos marchó la Banda de Cornetas y Tambores del Carmen.

Jesús de la Puente del Cedrón atraviesa la estrecha calle hacia Carretería. Jesús de la Puente del Cedrón atraviesa la estrecha calle hacia Carretería.

Jesús de la Puente del Cedrón atraviesa la estrecha calle hacia Carretería. / Marilú Báez

Tras el Señor, tomó la calle la guardería, bien nutrida para garantizar el relevo generacional, con sus túnicas de terciopelo azul y sus faraonas blancas. El ex alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, y el actual regidor, Martínez-Almeida, atendían a la prensa. La cofradía, hermanada con el Ayuntamiento de Madrid, cuenta cada año con la participación madrileña en el desfile. También acudió la Guardia de Gala de la Policía de Madrid. 

Dentro del salón de tronos se escucharon piropos y vítores a la Virgen de la Paloma, que unos minutos después inició la maniobra para colocarse frente a la puerta y comenzar su salida. Con tantos penitentes, 645 entre ambas secciones, la espera se hizo larga, ya que tuvo que pasar una hora para poder escuchar los primeros toques de campana y ver las doradas cabezas de varal salir de la capilla. 

El trono de la Virgen de la Paloma nada más salir de su capilla. El trono de la Virgen de la Paloma nada más salir de su capilla.

El trono de la Virgen de la Paloma nada más salir de su capilla. / Marilú Báez

Se realizó la tradicional suelta de palomas de manos de varios niños, que nerviosos sujetaban a los animales para dejarlos volar en el momento preciso. La Virgen, uno de los iconos del Miércoles Santo y una de las cofradías con más historia de la ciudad, fue llevada en su enorme trono dorado hasta el centro de la plaza para comenzar el giro de 90 grados.

Se replegaron hacia el interior del palio los arbotantes y tuvieron que dejar su puesto los portadores de los varales exteriores. La calle parece de miniatura ante semejantes medidas. La maniobra la realizaron con éxito los 280 hermanos, la mayoría entrenados año tras año para llevar sobre sus hombros uno de los más tronos más pesados de la Semana Santa malagueña. Y desde los balcones, tocaban su palio para llevarse la bendición de la Virgen. 

Mientras las palomas sobrevolaban el lugar, María Santísima de la Paloma, paso a paso y sin mecer, iba tomando posiciones hacia Carretería y la Tribuna de los Pobres con los sones de la Agrupación Músico-Cultural de la Santa Vera-Cruz. Tras Fusionadas, sería la cuarta hermandad de la tarde en pedir la venia en la Tribuna Principal. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios