Una jornada de nervios a flor de piel
La tarde trajo un cielo azul que agradecieron cofrades y público, deseosos de ver los seis traslados que se sucedieron en distintos puntos
OLÍA a azahar y a incienso en la plaza de la Virgen de las Penas poco antes de la caída de la tarde. Las nubes se habían esfumado dejando un milagroso cielo azul que agradecieron cofrades y público en general, deseosos de iniciar la Semana Santa acudiendo a los seis traslados -además del Cautivo- que se sucedieron ayer por los barrios, desde la Victoria hasta la Trinidad y el Perchel. El oratorio con sus puertas abiertas dejaba ver a los Sagrados Titulares ya entronizados, que esperaban el paso de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos. En un pequeño trono adornado con hermosas flores silvestres, el Señor y su Madre salieron desde San Juan -sede provisional desde que Santiago se encuentra en obras- para encontrarse por primera vez con Las Penas en su recorrido hasta su casa hermandad en la calle Frailes. Luzmari cantó una saeta desde un balcón y la plaza presintió todas las emociones que quedaban por venir en los próximos días.
A mediodía, Dulce Nombre ya había hecho su traslado desde la iglesia de la Divina Pastora. Ante la amenaza de lluvia y los cielos cubiertos decidieron dirigirse directamente al tinglao sin detenerse en su tradicional rezo por los jardines, que realizaron ya refugiados bajo la estructura provisional.
La Virgen de la Caridad, que tenía prevista su salida a las 18:30, igual que Sentencia, se retrasó unos 15 minutos. Acompañada por la capilla musical de la hermandad, realizó su recorrido desde el Santuario de Santa María de la Victoria hasta su casa hermandad en la calle Fernando el Católico, desde la que saldrá el Viernes Santo tras su Hijo, el Cristo del Amor.
Poco después salió Zamarrilla de su ermita para recibir el fervor de su gente. El traslado del Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura pasó por nuevas localizaciones de la Trinidad, como la calle Jara. El Cautivo, ya entronizado, y la Soledad de San Pablo saludaron a la cofradía en su recorrido más íntimo.
En el Perchel también esperaban que Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, su 'Chiquito', y Nuestra Señora del Gran Poder saliesen de la iglesia del Carmen para bendecirlos en una ruta más íntima y acotada. El Señor sobre su peana de carrete y la Dolorosa en su trono de traslado recorrieron algunas calles para volver a su casa hermandad, anexa al templo.
La Soledad de Mena realizó igualmente su traslado desde Santo Domingo hasta su cercana casa hermandad. Sin paseos innecesarios, en unas pequeñas andas, la Virgen llegó hasta el lugar del que saldrá en procesión el Jueves Santo y antes de subirla al trono se llevó a cabo el besamano. Poco después coronaron a su Hijo de espinas y comenzó la primera guardia del Cristo de la Buena Muerte.
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