De Málaga a Roma, vuelos repletos de devoción por la Esperanza: "Es la ilusión de una vida"

Multitud de malagueños ponen rumbo a Italia para asistir a la Gran Procesión y los actos del Jubileo

Los peregrinos de Málaga rezando ante la Virgen de la Esperanza en el Vaticano

Devotos de la Esperanza en el aeropuerto este jueves.
Devotos de la Esperanza en el aeropuerto este jueves. / JAVIER ALBIÑANA

Trasiego de maletas, prolongadas esperas y muchas ganas de sumergirse, por fin, en el que para muchos devotos se convertirá en el viaje de su vida. O por lo menos en uno que no olvidarán nunca. Era lo que se palpaba este jueves a primera hora de la tarde en el aeropuerto, que era tomado al peso por decenas de malagueños desbordantes de fervor. Al final de la jornada, si no se había cumplido ya incluso a estas alturas, el recuento ascendería a cientos. La estampa, con grupitos de paisanos instalados aquí y allá esperando subir a su avión, contrastaba de manera extraordinaria con lo que suele apreciarse en el aeródromo, que es más bien un crisol de todas las nacionalidades y por tanto religiones, en el que lo local tiene su representación, claro está, aunque sin destacar demasiado del común de los viajeros. Pero esta vez no era día para medias tintas: se daban las penúltimas llamadas para encontrarse con la Esperanza en Roma. Y eso merecía todo y más.

"Va a ser un momento único, de esos que te ponen los vellos de punta", aseguraba Raquel Pacheco, devota de la Reina de Málaga de los pies a la cabeza, algo que le viene de familia, como quedaba demostrado en un santiamén. "Parientes vamos unos 15, luego que no sean de sangre unos 30 más", añadía Pacheco, que iba enfundada en una camiseta verde del submarino de la Esperanza, igual que el resto de miembros del nutrido grupo. "Vamos mi marido, mi hija, mi cuñada con mi suegra y su hija también, mi hermano, su hija...". Dentro de ese despliegue estaban también las dos pequeñas de la familia, de cuatro y cinco años. "¿Quieres saber cómo se llaman? Una Esperanza y la otra Victoria Esperanza. Fíjate: yo me casé en la Esperanza".

Jesús Ruiz padre, que sacará el trono por última vez; junto a su hijo, quien se estrenará haciéndolo en Roma
Jesús Ruiz padre, que sacará el trono por última vez; junto a su hijo, quien se estrenará haciéndolo en Roma / JAVIER ALBIÑANA

No menos significativa será la Gran Procesión para Jesús Ruiz e hijo, quienes, aparte del nombre, están llamados a compartir una experiencia imborrable en tierras italianas. "Llevo 28 años sacándola y ahora aprovecho para retirarme en Roma con esta salida tan especial. Mi hijo es la primera vez que saldrá". Habla ahora Jesús Ruiz junior: "Es una experiencia muy importante para mí porque hasta los 21 no se puede sacar el trono, pero esta vez, como es en Roma, hay una excepción y podré hacerlo a los 18, que son los que tengo, y coincidir con mi padre".

Con un lazo con la bandera española al cuello hecho para la ocasión a modo de distintivo se presentaba María Jesús García. Y junto a ella, decenas de personas más portándolos. "Va a haber muchísima gente, de alguna manera nos tenemos que identificar: si alguno se pierde y ve a alguien con esta banderita, pues en casa estamos", comentaba. En su caso tenían programado este viaje desde el mes de octubre y se reconocen contando las horas para que de una vez por todas se materialice. "Lo vivimos con mucha ilusión. Ya no es sólo por la procesión y lo que vamos a vivir por el Jubileo, es también por el nuevo Papa. Muy pocas veces en la vida se tiene la oportunidad de ver una entronización", apostillaba García, de la cofradía de la Vera Cruz y la Soledad de Alhaurín de la Torre.

Viajeros de diferentes puntos de la provincia tras una pancarta de una cofradía de Vélez-Málaga
Viajeros de diferentes puntos de la provincia tras una pancarta de una cofradía de Vélez-Málaga / JAVIER ALBIÑANA

Dentro de ese grupo de enlazados estaba también Juan Zapata, organizador del viaje conjunto y primer teniente de la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y María Santísima de la Paz de Vélez-Málaga. "Desde el primer momento fue un éxito total. Se ocuparon las plazas en días. Somos 50 los peregrinos que vamos a alcanzar la indulgencia plenaria a Roma. Nos sentimos unos privilegiados de vivir un momento tan especial y sobre todo de participar en la misa pontifical del nuevo Santo Padre. Tenemos mucha emoción y ganas de pasarlo muy bien. Es la ilusión de una vida", relataba, sin olvidar, por supuesto, que "acompañar a nuestras imágenes es lo que nos mueve, lo que llevamos en la sangre".

José Luis Castillo reconocía que se trataba de "algo histórico". "Tenemos los vuelos desde marzo del año pasado. Los compramos el mismo día que Ryanair los puso a la venta, y el hotel lo cogimos tres días después". También en su caso van en grupo, del que se ha caído una de las asistentes, pero será por una gran noticia: un embarazo. Acompañando a Castillo estaba, entre otros, su hijo Pablo, de nueve años, que va a faltar al cole un par de días para viajar a Roma, y quien reconocía que esta pasada noche no había podido dormir de los nervios. Lo mismo, aunque por los cauces reglamentarios que obliga la edad adulta, ha hecho Alfonso González, que viajaba con ellos. "Hemos cogido vacaciones para poder irnos", admitía González, que hacía hincapié en hasta qué punto esta experiencia es una cosa que pocos fieles quieren pederse en Málaga. "Acabo de hablar con la chica de la farmacia, que es del Huerto, y se va también mañana con toda la familia". Y es que la devoción es capaz de llenar aviones.

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