Te agarras al hombro del compañero que te precede porque el peso del trono ya cala hondo sobre tu hombro. Las horas en la calle ya se van notando y las rodillas vencen un poco. Entonces los capataces y mayordomos del trono hacen sonar la campana con un solo golpe, toca una mecida lenta. Una voz fuerte te indica: ¡Medio pasito a la derecha!
Comienza la maniobra para encarar una nueva calle en la que todos los malagueños podrán ver esa divina imagen que te acompaña todo el año, pero tú eres sus pies durante un día. Suena un platillo y los tambores hacen una breve pausa para comenzar una nueva marcha. Entonces esa orden corre por el interior de los varales: “Señores, medio pasito a la derecha. Otro más. Suave y sin perder el compás. Otro medio pasito a la derecha”.
Ese medio pasito a la derecha sirvió para enderezar los cuerpos ante una nueva recta. Y es que a veces, no está de más ceder ese espacio a los que vienen empujando detrás. La cualidad de lo eterno solamente reside en el que fue Crucificado y en aquella mujer Inmaculada, sin pecado concebida.
Ninguna persona que actualmente ostente algún cargo en nuestras hermandades y cofradías será imperecedera. Por eso es bueno ceder y en ocasiones dar ese medio pasito a la derecha para dar cabida a nuevas ideas en las corporaciones nazarenas, en nuevas formas de pensamiento, siempre arraigadas por la fe y la tradición. El siglo XXI avanza y las hermandades no pueden quedarse anquilosadas en lo que ya fue.
Las decisiones de los hermanos son soberanas, y ahí no hay discusión que valga. Los debates cofrades se centran en las últimas semanas en las corporaciones que están rechazando su participación en los actos por el centenario de la Agrupación de Cofradías de la Semana Santa de Málaga. Concretamente, Zamarrilla y Dolores del Puente denegaron, por motivos distintos, trasladar a sus imágenes a la Santa Iglesia Catedral para que formaran parte de la veneración extraordinaria ‘El verbo encarnado’.
La opinión es necesaria, si a ella le acompaña un mensaje constructivo mejor aún. Pero de nada sirve refutar la decisión tomada en cabildo de hermanos, no existe mayor justicia que esa en el nuestro ámbito cofrade.
Es curioso que esta efeméride, en la que se celebran cien años de una institución que une y aglutina a todas las hermandades y cofradías, sea el detonante de opiniones contrarias y malestar en ciertas juntas de gobierno. No merece la pena, demasiado hemos pasado desde marzo de 2020 como para ahora volver a las andadas. Hagamos lo que nos dicte el corazón y la razón, y propongamos soluciones en consenso, no solamente en beneficio propio de nuestra corporación. El centenario es de una Agrupación y de todas y cada una de las cofradías que la integran. Lo que no vaya en esta dirección puede dar medio pasito a la derecha.
Hagamos de la ilusión y de esta dulce espera hasta septiembre un potente arma para unir a las corporaciones desde dentro, solamente así se conseguirá la cohesión total. No es momento de venirse abajo, hay que seguir dando pequeños pasitos a la derecha sin levantar mucho los pies para no pisar a tus hermanos. Todos caminamos en la misma dirección. Por y para Ellos.
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