La Esperanza levanta pasiones en Roma: "En Málaga somos así"
Los hermanos de la Esperanza y del Cachorro realizaron su peregrinación a la Puerta Santa como previa del Jubileo de las cofradías
La peregrinación de la Esperanza a la Puerta Santa, en San Pedro, en imágenes

Roma/La Basílica de San Pedro acogió ayer una multitudinaria peregrinación de devotos sevillanos y malagueños que acudieron a Roma para acompañar al Cristo de la Expiración y la Virgen de la Esperanza ante el inicio del Jubileo de Cofradías. Cientos de hermanos, fieles y autoridades recorrieron la Ciudad del Vaticano en un ambiente de profunda devoción, marcando el preludio de los actos oficiales que comenzarán este 16 de mayo.
Las colas para acceder a la Basílica superaban los 45 minutos de espera bajo el sol romano. Entre los objetos habituales que pasaban los controles de seguridad —móviles, cámaras fotográficas, bolsos— destacaban las medallas cofrades con cordones negros y blancos, identificativas de los hermanos del Cachorro. Una escena que se repetía constantemente mientras los fieles aguardaban su turno para venerar a las imágenes.
La presencia andaluza se hacía notar por toda la plaza. Manuel, uno de estos peregrinos, portaba la medalla que heredó de su padre, quien le hizo hermano del Cachorro “desde antes de que tuviera apenas consciencia”. Su suspiro al contemplar la imagen de su Cristo revelaba la carga emocional del momento, compartiendo con otros visitantes el profundo significado de este viaje.
¿Puede un nombre marcar un destino? En el caso de Esperanza, una fiel malagueña que acudió con toda su familia, parecería que sí. Todos ellos, hermanos de la corporación, llegaron a Roma para agradecer a la Virgen una “petición muy especial” que concedió a su hija, quien también se llama Esperanza, evidenciando esa conexión íntima entre devoción y vida personal.
El inicio de la peregrinación hacia la Puerta Santa
A las 17:00 horas, los devotos fueron citados en el Castillo de Sant Angelo para comenzar la peregrinación oficial. La expectación era máxima, con más de 700 personas inscritas con el Cachorro y un número similar con la Hermandad malagueña, convirtiendo la Via della Conciliazione en un mar de fieles que “podría haber colgado el cartel de completo”.
La comitiva trianera partió en primer lugar, encabezada por monseñor José Ángel Saiz Meneses, acompañado por el obispo auxiliar Ramón Valdivia y diversas autoridades entre las que se encontraban el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, y Manolo Ales, hermano de la corporación. Tras ellos, precedidos por una cruz de madera que representaba el Jubileo, iniciaron su camino los cientos de hermanos del Cachorro.
Palmas y cánticos malagueños resuenan en San Pedro
Posteriormente, los hermanos y devotos de la Virgen de la Esperanza comenzaron su recorrido entre vivas, cánticos y palmas al compás flamenco que retumbaban por toda la Plaza de San Pedro. “En Málaga somos así”, explicaba orgulloso uno de los participantes. Aunque el obispo de Málaga, Jesús Catalá, no pudo asistir por motivos de salud, los representantes de la archidiócesis malagueña presidieron el cortejo de la peregrinación.
Encuentro emotivo a los pies de los titulares
El momento más conmovedor se produjo cuando los fieles llegaron ante sus imágenes titulares, después de rezar en el Baldaquino de San Pedro. Las miradas y conversaciones íntimas de cada devoto componían un mosaico de fe y emoción. “El brillo de los ojos no se opera”, como recordaba uno de los presentes, frase que cobró pleno sentido en ese preciso instante.
Los hermanos de Triana rezaban ante la imagen malagueña mientras los de calle Hilera hacían lo propio ante el Cristo de calle Castilla. Un detalle simbólico llamaba la atención de los presentes: la Virgen de la Esperanza lucía un broche con la cara del Cristo de la Expiración sobre su manto, mientras el Cachorro aparecía levemente girado hacia la Virgen malagueña, conformando “un binomio perfecto” en el entorno privilegiado de la Basílica vaticana.
Preámbulo de un Jubileo histórico
Tras la ceremonia, los peregrinos fueron abandonando la Basílica mientras caían unas tímidas gotas de lluvia sobre la plaza. Algunos buscaron refugio en los bares cercanos para degustar una Peroni —“la Cruzcampo o la Victoria de los romanos”—, mientras otros continuaron su recorrido turístico por la ciudad.
La jornada finalizó con la expectación creciente ante el inminente inicio del Jubileo oficial. Los nervios entre los hermanos iban en aumento ante la histórica participación que protagonizarán sus imágenes, uniendo a dos hermandades que, “sin necesidad de hermanamiento, ya son hermanas”.
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