Semana Santa

Y el silencio por fin reinó en Málaga

  • La Orden Tercera de Servitas vuelve a llenar las calles del centro histórico de rezo y oscuridad, en una jornada donde María Santísima de los Dolores estuvo más acompañada que nunca

María Santísima de los Dolores, a la luz de las velas en la noche del Viernes Santo

María Santísima de los Dolores, a la luz de las velas en la noche del Viernes Santo / Domingo Mérida (Málaga)

Uno los comentarios que más se escucharon en la tarde de ayer fue la enorme cantidad de personas que aguardaban en las aceras y se movían a lo largo y ancho de las calles para poder contemplar el paso de las ocho hermandades que procesionaron durante la pasada jornada de Viernes Santo.

Uno de los enclaves de la ciudad que reunió a un más que numeroso público fue la iglesia de San Felipe Neri, cuyas puertas volvieron a abrirse un día más en esta Semana Santa, esta vez para la salida procesional de María Santísima de los Dolores, de la Orden Tercera de Servitas.

Los primeros nazarenos comenzaron a salir del interior del templo de manera puntual, y la Plaza del Santísimo Cristo de la Sangre enmudecía a su paso. Pero aunque el silencio que caracteriza a esta Orden seguía manteniéndose entre el público, lo cierto es que se pudo contemplar una nueva estampa que no ocurría en años anteriores: la salida de la Dolorosa de Fernando Ortiz con los últimos rayos de luz del día.

María Santísima de los Dolores en su discurrir por calle Comedias María Santísima de los Dolores en su discurrir por calle Comedias

María Santísima de los Dolores en su discurrir por calle Comedias / Domingo Mérida (Málaga)

 

A pesar de contar con unos minutos de claridad, los establecimientos del entorno de San Felipe Neri, en forma de respeto, apagaban las luces al paso del trono de carrete de la titular, que poco a poco iba siendo únicamente iluminada por los extensos cirios blancos de tres pabilos que portaban los penitentes que abrían su caminar.

Uno de los momentos más íntimos, y donde también aguardaba un abundante número de personas para ser testigos del mismo, se vivió en la Plazuela Virgen de las Penas, donde la Orden Tercera de Servitas fue recibida por los hermanos de la Hermandad de las Penas en el exterior del Oratorio bajo la luz de las velas y en el que compartieron un rezo común.

Tras el mismo, María Santísima de los Dolores prosiguió a paso ligero por el itinerario previsto, transitando los estrechos callejones del centro histórico, en los que continuó reinando el silencio, la oscuridad y el respeto que tanto caracteriza a esta corporación, que es miembro de honor de la Agrupación de Cofradías.

La Dolorosa entró la última al recorrido oficial, cuando el reloj ya pasaba de la medianoche, iniciando su camino de vuelta a la iglesia de San Felipe Neri bien entrada la madrugada, y donde se encerró 30 minutos antes de como lo venía haciendo en la última Semana Santa.

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