“Barcelona posa’t guapa”
¿Tan mal lo hicimos?
El autor, catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla, analiza la actualidad y pide al presidente del Gobierno que apueste por un Gobierno de emergencia formado por quienes defienden la Constitución
Nunca fui partidario de culminar festivamente mis compromisos, pero tampoco hacerlo en éste demencial confinamiento. Cándidamente creí que el balance al cabo de casi cincuenta años de docencia sería al menos discreto, pero a la vista de algunos especímenes que se supone salieron de nuestras aulas, aquel se torna en desolador. ¡Qué desperdicio de esfuerzos por una generación que se ahoga en su perversa psicología! Pero antes de que la Divina Providencia tenga a bien (salvo contraria opinión del Sr. Sánchez) librarnos de ésta plaga, quiero públicamente proclamar que hay que echar a este Gobierno ya, mañana podría ser tarde. Sólo una cosa debo agradecerles, la añoranza de todo cuanto hubo antes de su infausta llegada y también advertirles que imprudencias como las que Vds. cometen a diario pueden llegar a ser tan ferozmente homicidas que espero y deseo tengan que responder de ellas algún día. ¿No queda rastro original en su Manual de Resistencia de la distinción entre culpabilidad y responsabilidad? No le llamaré culpable de lo que nos asola, que culpas encuentra Vd. por doquier y a diario, sino algo mucho más grave: Vd. es el único y mayor responsable.
La economía no soporta un Erte más, el único Erte salvador sería ya el político comenzando por toda su cuadrilla y siguiendo por las Cámaras nacional y autonómicas. O mejor aún sería que al desgobierno que preside se le aplicara un Ere en toda regla que conllevara su expulsión ipso facto del país que, oiga, tampoco sería tan disparatado pues si la razón última es reducir toda la actividad nacional a sólo los trabajos esenciales, ya me contará qué pintan Vds. ¿Un lejano día aprendió de W. Churchill invocar al sacrifico y moral de victoria olvidando que él se fue tras ganar una guerra y Vd. asaltó con malas artes esa poltrona a la que aciagamente le condujeron muchos de los que ahora claman por su inmediato desalojo? No los decepcione, váyase cuanto antes y deje el timón al que de toda esa caterva de ineptos pesebreros que ha juntado, sea al menos capaz de superar con un justito suficiente el test de incompetencia.
Quizás aún haya tiempo para sanear el cesto y arrojar todo lo podrido, que es mucho, aunque de momento bastaría empezar por quiénes portan greñudas corbatas a la espalda y tintes morados en sus corazones. ¿Nunca le enseñaron que un Jefe de Estado está por encima de un Presidente de Gobierno que con escueta minoría parlamentaria se permite la desfachatez de enviar normas directamente desde su confortable Moncloa a su servil BOE? ¿Y Vd. nos exige a ciudadanos, grupos y líderes políticos, unidad y lealtad cuando ni se permite mirarlos cuando desde el Parlamento se la ofrecen? ¿Y Vd. llama a la solidaridad cuando no se le vio visitar un hospital ni interesarse por las miles de víctimas que está provocando, sin mostrar siquiera un gesto cómo sí hizo su Jefe de Estado?
¿Tan poco recuerda del valor y significado de la ética que sólo sabe narcisear en su personal juego de tronos, relamido en comparecencias vacuas y fatuas ruedas de prensa torvamente exclusivas de sus paniaguados medios? ¿Qué soez y altanera falacia le lleva a despreciar la austeridad y la sobriedad de los que, hijos de quiénes padecieron una guerra, supimos conducir la transición hasta lo intransitable a que Vd. nos la ha llevado? ¿Es que nunca agotará su capacidad de odio y rencor hacia todo lo que heredamos con legítima satisfacción? ¿Tanto servidor público de las fuerzas de seguridad se convirtieron al islamismo como para que persigan con ahínco las misas fuera de las Iglesias y permitan rezos multitudinarios de musulmanes en las calles?. ¿Tan poca capacidad de discernir le enseñamos que no entiende que éste enemigo es perfectamente visible, porque está en su mente y en su entorno?
No puede vivir sano un país al que Vd. ha debilitado, contagiado y enfermado. Vd. nos ha robado todo a los españoles, la ilusión, el orgullo, la esperanza, y hasta la libertad a golpe de decretos, secuestrándonos en arresto domiciliario, y usurpándole al Congreso su potestad legislativa. Actúe una vez, una más, cómo siempre ha hecho, es decir sin pensar. Libere a su país y conforme un gobierno de emergencia, de concentración, con quiénes siguen creyendo en la Constitución cómo única vía para recobrar algo del aprecio, el reconocimiento y el respeto que en Europa se nos empieza a hurtar con mucha razón porque no son ellos los que deben pagar sus desatinos.
¿Y aún cree, presidente, que a Vd. le echará de dónde tanto le costó llegar algo tan pequeño cómo el Covid19? De nuevo se engañaría a sí mismo. Nadie hizo nunca tanto daño a tantos y en tan poco tiempo. Pasará Vd. a la Historia por duplicar las tragedias, por hacer dos de una, la que padecemos y la que nos dejará legada su infinita ineptitud. José León Castro Alonso
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