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La brecha de género se intensifica en el mundo rural, según ClosinGap

  • Mayor precariedad en el empleo, infrarrepresentación en la toma de decisiones en el ámbito rural y mayor desequilibrio en la conciliación

Una mujer recoge fresas.

Una mujer recoge fresas.

Las mujeres en el medio rural se enfrentan a una doble desigualdad: la primera, asociada a su entorno de residencia en términos de oportunidades laborales, acceso a servicios y conectividad física y digital; y, la segunda, provocada por el hecho de ser mujer. Así, las barreras que genera la primera se ven magnificadas cuando interactúan con la variable género, en particular en tres aspectos: mayor precariedad en el empleo, infrarrepresentación en la toma de decisiones en el ámbito rural y mayor desequilibrio en la conciliación.

Como consecuencia, su participación y contribución plena a la generación de las rentas del trabajo se ve limitada, lastrando el desarrollo económico y el bienestar de las personas tanto en el entorno rural como en el conjunto de la sociedad.

Así lo recoge el último informe del clúster ClosinGap, elaborado por CaixaBank en colaboración con Analistas Financieros Internacionales (Afi) y que apunta que el coste de oportunidad de la brecha de género en el medio rural1 asciende, como mínimo, a 38.500 millones de euros, es decir, el equivalente al 3,1% del PIB de 2019.

Desde CaixaBank señalan que “la población rural en España ha disminuido en 4,3 puntos porcentuales en las últimas décadas, desde el 42,7% en 1998 al 38,4% en 2020” y que “la incidencia de municipios en riesgo de despoblación en España sigue siendo muy elevada en el contexto europeo, situándose por encima de la del conjunto de la eurozona”. “Si lográsemos revertir o frenar la despoblación, el efecto económico en el mundo rural sería muy importante. Con este estudio queremos contribuir al debate social sobre este tema desde la perspectiva del impacto de las desigualdades entre hombres y mujeres. El informe nos ayuda a dimensionar una situación especialmente difícil para la mujer en un medio masculinizado y donde existe un envejecimiento más prevalente para ella y, como consecuencia, una mayor tasa de dependencia”, explican desde CaixaBank.

La realidad demográfica de la mujer en el medio rural

Según el estudio ‘Coste de oportunidad de la brecha de género en el medio rural’, la pérdida de peso de la población rural en los últimos años en España se debe, en gran parte, al menor crecimiento de la población femenina rural que, entre 1998-2020, creció a una tasa anual compuesta de 0,27% frente al 0,34% de los hombres rurales, lo que se ve reflejado en una mayor masculinización. A esto contribuye la menor tasa de permanencia femenina en el mundo rural.

En este contexto, el envejecimiento de la población femenina en el ámbito rural es más intenso: si en zonas urbanas las mujeres de 65 años o más representan el 21,3%, el porcentaje aumenta hasta el 22,1% en el medio rural (frente al 18,2% de los hombres). Este mayor envejecimiento de la mujer en el entorno rural impacta en una mayor tasa de dependencia, es decir, la carga soportada por la población en edad de trabajar para mantener a las personas mayores de 64 años. Así, por cada mujer en edad de trabajar en entornos rurales hay 0,35 mujeres mayores, mientras que en el caso de los hombres esta cifra baja hasta 0,28.

Infrarrepresentadas y alejadas de la toma de decisiones en el ámbito rural

Pese a los esfuerzos por fomentar la igualdad en el sector agrario (como la Ley 35/2011 que reconoce y regula la titularidad compartida de las explotaciones agrarias para promover y favorecer la igualdad real y efectiva de las mujeres en el medio rural), los datos del informe de ClosinGap muestran que, a día de hoy, las estructuras de género siguen especialmente arraigadas en el trabajo agrario y la mujer sigue estando infrarrepresentada.

De los 1,6 millones de personas empleadas en explotaciones agrarias, el 65,4% son hombres. En el caso de los titulares de explotación, existen en torno a dos hombres por cada mujer. Además, ellas se encuentran alejadas de la toma de decisiones: hay aproximadamente tres hombres que son titulares-jefe de la explotación por cada mujer en esta misma posición. Estos resultados indican que la mayoría de las mujeres titulares no realizan las funciones de gestión de su propia explotación y, cuando lo hacen, dirigen explotaciones más pequeñas que los hombres.

La conciliación también es una asignatura pendiente

Mientras que el promedio nacional muestra que las mujeres dedican a actividades relacionadas con el hogar y la familia 4 horas y 29 minutos al día, la mujer en el ámbito rural incrementa este tiempo hasta 4 horas y 43 minutos diarios. En comparación con el hombre rural, las mujeres dedican 2 horas y 7 minutos más al día, lo que eleva el cómputo total a 32,5 millones de horas dedicadas por las mujeres rurales.

La brecha de género que supone que las mujeres dediquen más tiempo que los hombres a estas tareas, genera un coste de oportunidad de más de 38.500 millones de euros, es decir, el equivalente al 3,1% del PIB de 2019.

El teletrabajo como reactivador del mundo rural

Según las conclusiones del informe de ClosinGap, el potencial del teletrabajo para revertir la despoblación del medio rural es muy relevante, ya que el eventual retorno al medio rural en modalidad de teletrabajo de las personas que migraron a zonas urbanas, especialmente mujeres, supondría un importante impacto económico.

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