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Fallece el cantaor y tabernero Pepe 'Peregil'

José María Pérez Blanco, más conocido como Pepe Peregil falleció a mediodía de ayer en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla tras padecer una larga enfermedad. Sevillano de adopción y sentimiento, había nacido en la localidad onubense de Manzanilla en 1945. Peregil era un personaje muy conocido y querido en la ciudad de Sevilla, sobre todo en los ambientes cofradieros y entre los artistas. Muy popular por las saetas que cantaba a las cofradías en Semana Santa, era hermano de las cofradías de la Cena, el Museo, la Exaltación y el Rocío de Sevilla, regentaba la taberna Quitapesares, en la plaza Padre Jerónimo de Córdoba, junto a Santa Catalina. Estaba casado con María Teresa Medina Gutiérrez y tenía tres hijos: José Juan, Ana María de las Aguas y Álvaro. En el año 2009 fue distinguido con la Medalla de Oro de Sevilla.

Peregil era un personaje muy conocido en Sevilla, ciudad a la que llegó desde su localidad natal en busca de fortuna, como relata el periodista Joaquín Arbide, que en el año 2003 escribió Las ocurrencias de Pepe Pérez Peregil: Tal y como se las contó a Joaquín Arbide (Rd Editores): "Hablar con él era estar en una carcajada contínua. Era un hombre extrovertido, muy abierto, sencillo, muy primitivo en el mejor sentido del término, sin dobleces, educado, amigo de sus amigos...".

Peregil ha pasado la mayor parte de su vida detrás de una barra, "pero no lo hacía para vender vino, para él era un lugar en el que se podía comunicar con los demás. Por eso Quitapesares era un lugar de encuentro. Iban todos los humoristas de Sevilla. Él se salía de la barra y rompía esa frontera. Se convertía en un personaje más de la escena". Antes de disponer de sus propio establecimiento, Peregil trabajó en diversos locales de la Puerta Real y la Alfalfa.

Una muestra de su sencillez y gracejo eran los cuadernos en los que apuntaba los chistes que contaban los clientes en la taberna. Fedatarios de la esencia más pura, Peregil los conservaba en su tasca y sirvieron al periodista para crear el hilo conductor de su biografía: "Estaban llenos de manchas de vino y de grasa de la chacina. Aquellos cuadernos los estrujabas y salía un desayuno". El cante y Pepe Peregil siempre fueron de la mano. "Era como algo congénito, aunque cantaba un flamenco muy suigeneris". Peregil comenzó su andadura musical tras ganar un concurso organizado por la Cadena Ser en 1970. El premio fue la grabación de su primer disco: Flamenco 70. A partir de ahí, su fama se fue incrementando y cosechó más galardones, como la Saeta de Oro. Aunque no tenía una faceta musical definida, al abordar y atreverse con saetas, villancicos, sevillanas o fandangos, destacó sobre todo por su labor como saetero. Como buen amante de las tradiciones de la ciudad, todos los años cantaba durante la Semana Santa a las imágenes de su devoción. Recordadas serán siempre las saetas interpretadas a la entrada de su Hermandad del Museo la noche del Lunes Santo. Debido a su voz grave y ronca, muchos decían en tono jocoso que más que cantar, parecía que le reñía a los Cristos y a las Vírgenes. También participó en innumerables proyectos y grabaciones, como la Misa Cofrade de Cantores de Hispalis. Su carácter afable y altruista le llevó a colaborar de manera desinteresada con numerosas hermandades.

Fruto de esa gracia que derrochaba, "de cada cinco frases que cruzabas con él, tres eran de cachondeo", quedarán algunas letras para el recuerdo, como la sevillana que compuso al jamón serrano y que tantas veces cantó: "Cómo me alegra, primito hermano, cómo me alegra primito hermano, cómo me alegra, comer jamón serrano de pata negra".

Esa popularidad que cosechó a lo largo de los años, y el cariño y reconocimiento de los sevillanos, hicieron que en el año 2009 el Ayuntamiento de la ciudad lo distinguiera con su Medalla de Oro, reconocimiento que recogió durante la gala celebrada el 30 de mayo en el Teatro Lope de Vega de mano del alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín.

El cantaor iba a ser nombrado Hijo Predilecto de su pueblo, Manzanilla, el próximo 28 de febrero, según afirmó el alcalde Cristóbal Carrillo, quien manifestó su pesar por la muerte de su popular vecino.

Carrillo apuntó que el cantaor había sido propuesto para este reconocimiento por todos los grupos políticos por unanimidad, "por ser una persona que siempre había llevado a gala ser de su pueblo", algo que ya no va a poder ser y que afectó visiblemente al edil.

El alcalde recordó que su vinculación con Manzanilla era tal que tenía acabado un disco para ayudar a restaurar la iglesia del municipio. Y añadió que colaboraba de forma habitual en festivales, cruces de mayo, hermandades "y siempre estaba dispuesto a estar presente en todo lo que se le pidiese", aunque vivía desde hacía muchos años en Sevilla.

"Venía habitualmente al pueblo, a su casa de la calle Álvarez Quintero, aunque es verdad que con la enfermedad se le veía cada vez menos, pero nunca faltó a su cita, de vez en cuando, con su gente", subrayó Cristóbal Carrillo.

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