Luis Martín Núñez, único trofeo
El diestro sevillano corta una oreja al cuarto, en una faena en la que consiguió lo mejor al natural y que culminó con una estocada de efecto fulminante · Larios y Conchi Ríos, que debutaba, de vacío


GANADERÍA: Novillos de El Torreón (propiedad de César Rincón y de encaste Juan Pedro Domecq). De presentación y juego desigual; con un segundo, pequeño. El primero, noble; segundo, muy flojo y noblón; tercero, muy tardo y aplomadísimo; cuarto, manejable; quinto, paradísimo y sexto, que se empleó en el caballo, transmitió. TOREROS: Luis Martín Núñez, de lila y oro. Estocada (vuelta). En el cuarto, entera (oreja). Manuel Larios, de azul y plata. Gran estocada al hilo de las tablas (saludos). En el quinto, pinchazo y estocada (silencio). Conchi Ríos, de rioja y azabache, que hacía su presentación. Estocada (saludos desde el callejón). En el sexto, estocada y descabello (saludos). INCIDENCIAS: Plaza de toros de la Maestranza. Algo más de media entrada en tarde calurosa.
Calor en La Maestranza. Calor térmico. Y calor fervoroso del público sevillano con Luis Martín Núñez, quien consiguió el único trofeo de la tarde en una plaza cubierta en algo más de su mitad. La novillada de El Torreón (propiedad de César Rincón y encaste Juan Pedro Domecq), desigualmente presentada, no llegó a aprovecharse cumplidamente.
Luis Martín Núñez, que el año pasado, muy arropado por una legión de partidarios, dio tres vueltas en las dos tardes que toreó, ha dado otro paso adelante. Ayer, se mostró seguro con la espada, lo que le sirvió para cortar una oreja tras su segunda faena. Con más reposo que en la pasada temporada, el torero sevillano ha progresado bastante técnicamente. Tomillero, un colorao chorreao, con trapío, resultó mejor de lo que apuntó en sus comienzos. Manejable, tuvo más duración de la prevista. Martín Núñez nos hizo vivir un trago duro cuando al perder pie se quedó a merced del novillo en los lances de recibo. Resolvió la papeleta desde la arena, haciéndose él mismo el quite con la capa. Con la muleta, comenzó el trasteo con la diestra, con muletazos largos, pero desceñidos. Con la izquierda subió el nivel, consiguiendo algunos naturales de buen corte. Rubricó la faena con una estocada entera de efecto fulminante y los pañuelos ondearon en el Arenal.
Con anterioridad, Martín Núñez se las vio con un animal noble, de buenas embestidas por el pitón derecho y que se quedaba corto por el izquierdo. Comenzó la labor en los medios, con un muletazo por la espalda. Hubo pases largos y templados, pero desceñidos. Con el novillo apagado apostó en las cercanías y ahí sobraron enganchones. Con la espada se mostró contundente y dio una vuelta al ruedo.
Manuel Larios, que el año pasado fue el novillero que mejor sensación dejó en el coso del Baratillo, pechó con el peor lote. Es un torero con buena expresividad y prometedoras posibilidades. El colorao segundo, Barbasucia, más bien resultó barbilampiño, por su escaso trapío. Pequeño y muy flojo, al menos resultó noblón. Larios brilló especialmente en una serie con la diestra y mató de una gran estocada, al hilo de las tablas. Otras dos por ese pitón, no pasaron el listón de entonadas. Faltó más cuerpo a la faena, que coronó con una gran estocada, al hilo de las tablas, donde acabó rajadísimo el novillo.
El quinto, Rumberito, salió sin ganas de bailar. Más parado que el caballo de un retratista, no dio opción al pacense a lucirse en la muleta. Cuando el animal acometía con fuerzas en el primer tercio, Larios lo lanceó con garbo a la verónica. Al llevarlo al caballo, el astado le arrolló y propinó una fuerte paliza. Pasó a la enfermería al término de la faena.
Conchi Ríos, que debutaba en Sevilla, tiene un buen concepto del toreo y se mostró muy dispuesta. Está todavía verde. Con la espada derrochó seguridad. No tuvo opciones para lucirse artísticamente con el tercero, un novillo con plaza. Perdió pie en el trasteo muleteril y el Negrito, que precisamente era de pinta negra, girón y bragado, estuvo a punto de cogerla. La murciana anduvo lenta para reaccionar. Afortunadamente, el novillo no hizo por ella. Volvió a tener problemas cuando salió perseguida por el novillo, tras enterrar el acero con eficacia.
Con el que cerró plaza, un novillo bien hecho, que se empleó en el caballo y llegó con transmisión a la muleta, Conchi Ríos construyó una faena, en los medios, que resultó desigual. Con la diestra, tras un titubeo inicial en una tanda muy corta, llegó un desarme en la segunda. Luego, enjaretó buenos muletazos en la tercera y en la cuarta fue sorprendida por el novillo. Con la izquierda, un par de naturales tuvieron sabor. Con anterioridad, lanceó con muy buen aire a la verónica.
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