Unicaja
  • Cuatro de los 11 jugadores que emplea Katsikaris son formados y crecidos en el Unicaja y deben tener protagonismo en la Copa

  • Cuatro historias y cuatro maneras de formarse

Ante la duda, Los Guindos

Rubén Guerrero, Yannick Nzosa, Francis Alonso y Alberto Díaz. Rubén Guerrero, Yannick Nzosa, Francis Alonso y Alberto Díaz.

Rubén Guerrero, Yannick Nzosa, Francis Alonso y Alberto Díaz. / Javier Albiñana

"Este también es malagueño, es de Miraflores del Palo", bromea Francis Alonso con Yannick Nzosa en las pistas exteriores de Los Guindos mientras se preparan para la sesión de fotos con Málaga Hoy previa para la Copa del Rey con Alberto Díaz y Rubén Guerrero. Hay tres malagueños más uno de adopción en la primera plantilla del Unicaja, cuatro de los 11 jugadores que habitualmente emplea Fotis Katsikaris. También se entrena Pablo Sánchez, un jiennense de Linares, desde los 13 años en Málaga. Un porcentaje bastante alto, una situación poco habitual en el baloncesto moderno. En la ACB, sólo el Joventut tiene a más jugadores locales en el plantel. Y es una foto ciertamente impagable.

Los mejores picos del baloncesto malagueño en color, desde la extraordinaria convivencia de Caja de Ronda y Mayoral Maristas en los 80 y los 90 en la ACB, han coincidido con la presencia de jugadores malagueños y/o canteranos en el equipo. Desde esa ebullición de tener a dos equipos simultáneamente en la élite, pasando por la revolución que supuso romper el eje tradicional de poder Cataluña-Madrid al colarse en una final de ACB, pasando por el primer título (Korac'01) y las siguientes finales, el trienio dorado (Copa'05, Liga'06 y Final Four'07) y el pico de la Eurocup'17, el denominador común ha sido el de jugadores formados en la casa con un rol más o menos importante, pero siempre significativo.

No se trata de abrazar el integrismo canterano populista, el Unicaja es un club de élite y necesita rendimiento y resultados. Pero no significa que no haya que tener paciencia y que se haga tabla rasa que se lleve por delante a piezas válidas para construir. En los peores momentos es cuando hay que tener las ideas más claras y saber que el pasado, presente y futuro es Los Guindos. Se llegó a la conclusión, tras el subcampeonato de Copa del año pasado, que el camino bueno era ése, apostar por un núcleo nacional, con gente de la casa importante. Sucede que hay que rodearla bien, en lo que se no se tuvo acierto.

El camino para llegar a la élite no es uniforme, hay reglones torcidos, casi nunca atajos. Francis Alonso y Alberto Díaz echaron los dientes en las pistas que pisan, desde la etapa en la EBG. Rubén Guerrero llega en etapa cadete y Nzosa al empezar su etapa junior desde Italia. Alberto Díaz, tras debutar con 18 años, tuvo que ir a Bilbao y Fuenlabrada para regresar y entrar en la primera plantilla como una decisión de club, por encima del entrenador. Francis Alonso y Rubén Guerrero hicieron un máster de cinco y seis años, respectivamente, por Massachusetts, Kansas, Florida, Alabama y North Carolina, tras acabar su etapa junior. Nzosa, en la mejor gestión del club en años, aterrizó en el verano de 2019 en Málaga cuando era el jugador más prometedor de su edad en Europa, y se ha consolidado en tiempo récord como un jugador diferencial en pocos meses, es uno entre un millón. Más allá de la identificación que pueden provocar que haya jugadores de la casa, hay también una cuestión crematística, si se quiere ser práctico. Alberto Díaz se ganó el verano pasado un contrato mejor hasta 2024 después de cinco años demostrando. Guerrero y Alonso cobran menos de la mitad que el siguiente jugador en el escalafón salarial. Por no hablar de Nzosa. El mercado les colocará en su lugar, pero, de partida, en un momento en el que se mira el euro, es una razón más para la apuesta. Que no es escape nada del radar local y pescar a nivel planetario, aunque la competencia sea brutal. Esa audacia es el camino.

Nzosa, Alberto Díaz, Francis Alonso y Rubén Guerrero. Nzosa, Alberto Díaz, Francis Alonso y Rubén Guerrero.

Nzosa, Alberto Díaz, Francis Alonso y Rubén Guerrero. / Javier Albiñana

En esa etapa de formación (deportiva y humana) en Los Guindos intervienen muchas personas. Entrenadores, médicos, tutores, psicólogos. Manolo Trujillo es el técnico ahora del equipo cadete de la EBG, en la práctica el de primer año del Unicaja, después de la reestructuración que se hizo este verano. En su etapa como técnico del equipo junior dirigió a Alberto Díaz, Rubén Guerrero y Francis Alonso. También vio de reojo la llegada de Yannick Nzosa. Como él otros como Manolo Bazán, Rafa Piña o Francis Tomé.

¿Cómo se veía a Díaz, Guerrero o Alonso en su etapa de formación? Trujillo da algunas claves de cómo fue aquella etapa indispensable en el camino hasta la élite. Cronológicamente, Alberto Díaz (1994) es el mayor. "Yo entrenaba al junior, pero él ese año ya trabaja poco con nosotros porque ya estaba con el LEB, con el Clínicas Rincón, venía las semanas de Campeonatos. Estaban también Dejan Todorovic, Rubén Guerrero, Morayo Soluade, José Alcoholado... Era muy sólido", rememora el técnico malagueño: "Recuerdo la final del Campeonato de Andalucía ante el Cajasol en San Fernando, que tenía a Porzingis y Burjanadze. Hace 40 de valoración en la final, llegó directo a la semifinal de estar entrenando con el LEB. Pocas semanas después debutaba con el primer equipo con Casimiro. Era un tío que se esforzaba, que sabes que todo lo que tiene lo va a dar, todo su talento y esfuerzo lo pone".

¿Cuál es la proyección que se le veía a Alberto entonces? "Podía ser ese base de cantera del equipo de ACB y a partir de ahí lo que su trabajo le pudiera dar. En el actual equipo del Unicaja su rol, ganado a base de hacerlo bien, está igual por encima de lo que podíamos esperar entonces. Es un referente a nivel defensivo en ACB, con la especialidad de las faltas de ataque, en lo que no hay nadie mejor que él. No era un jugador como Sabonis, que estás seguro de que va a llegar, o Rubén, que es muy grande y es más posible que llegue. La suerte, las lesiones, ese camino intermedio entre el junior y el primer equipo... Siempre hay dudas. Pero sabes que lo va a dar todo. Costó, tuvo que ser una decisión del club que estuviera en la primera plantilla. Era un chico ejemplar, como lo que vemos todos en la pista. Querido por los compañeros, trabajador, pendiente de hacer mejor a los compañeros, de hacer jugar, de sumar. Era capaz de penetrar, sacar la falta y adicional. Sin ser buen tirador te podía meter dos-tres triples. Lo que es ahora lo era en su momento. Por todo lo que rodea llegar a un equipo de ACB, es muy complicado que alguien como Alberto llegue. Es un jugador de entrenador. De primera lo ves y mucha gente pensaba "le falta 1x1, no es estético y fluido, no tiene una gran visión...". Pero es el jugador que cuando lo tienes una semana entrenando contigo no hay ninguna duda de que lo quieres a tu lado y no quiere que lo quite nadie. Hace un poquito de todo y defiende como nadie. Y es un tío de equipo, va a hacer siempre lo mejor para ganar".

Los dos años completos de junior estuvo Rubén Guerrero (1995) a las órdenes de Manolo Trujillo, con alguna inmersión en LEB Plata con el Rincón Fertilidad. "Muy buen entorno de familia, muy buen chico, educado, buen estudiante y unas condiciones como no ha tenido un jugador malagueño nunca. Lo más parecido fue Fran Vázquez, que era tremendo, pero de un chico de aquí no lo ha habido. Claramente, era el prototipo de jugador que te planteas que si no llega es por culpa nuestra. 'Si no somos capaces de prepararlo para llegar a la ACB, es que somos malos los que estamos alrededor', era lo que pensaba entonces", recuerda divertido Trujillo: "Lo tiene todo. Hay gente que veo que duda ahora de él. Era el quinto pívot del equipo, no podemos pretender que de repente sea el primero. Es un chico de la casa, que va a trabajar y darlo todo".

"Se veía que defensivamente era diferencial. Recuerdo que le hacíamos jugar de cara, tomar iniciativa. Se intenta con los grandes en formación, hasta junior, que todos jueguen de cara y tomen decisiones", rememora Trujillo sobre aquellos años con el gigante marbellí: "Su déficit era definir bien, pero vemos que cada vez va cogiendo más habilidad para acabar cerca del aro. Recuerdo que en el 1x1 de cara, con cualquiera del equipo, lo ponías y se iba. Pero no era capaz de aplicarlo tan bien en el 5x5. Se le insistía en que recibiera de cara e intentara progresar. Por su evolución, su vida universitaria y su progresión física ha pasado a ser un cinco, cinco. Se acaba sintiendo cómodo y es lo que le pedían allí. Hay cosas incontrolables. Igual que con Domas se intentaba que jugara de tres porque entonces se pensaba que era un cinco pequeño para jugar a nivel Euroliga y ahora es un All Star de NBA jugando de cinco. Jugando en cantera, se intenta que los grandes sean más exteriores. Con Gody Dike, por ejemplo, también se le ponía a jugar de cara y tenía creatividad, pero en el Madrid ya lo reconvirtieron a cinco, cinco, cinco. Aquí se le hacía que tirara y jugara de cara. Esa evolución de ataque la va teniendo. Sigue evolucionando. Pero defensivamente es un superdotado. Con mentalidad de equipo, de ayudar, de buen compañero. Valores de la casa que hay que fomentar él los tiene. Es una oportunidad la que se ha fabricado con su trabajo y el del club de tener, como en tiempos pasados, con Curro, Nacho, Gaby y Dani o Berni, Cabezas y Germán. Estoy seguro de que para los roles del 8 al 12 de plantilla hay gente de aquí, los que están y los que pueden llegar, muy válida. Más lo que pueden progresar y ganar. Como tercer cinco, como quinto pívot, es un lujo Rubén. Es un talento que no se puede dejar perder".

Yannick Nzosa, Francis Alonso, Alberto Díaz y Rubén Guerrero. Yannick Nzosa, Francis Alonso, Alberto Díaz y Rubén Guerrero.

Yannick Nzosa, Francis Alonso, Alberto Díaz y Rubén Guerrero. / Javier Albiñana

Francis Alonso (1996) fue entrenador por Trujillo en edad junior también, en su primer año. "Siempre estaba la disyuntiva del uno o el dos, alternaba en las dos posiciones. Llegó Soluade, que también era base. El talento, la mano, la ha tenido siempre, es un talento especial. Igual que Rubén era a nivel nacional diferencial defensivo, esa facilidad para meter le hacía a Francis élite nacional también. La toma de decisiones de crear en el 1x1, para pasar la pelota, también era muy buena", recuerda el formador malagueño sobre el escolta de La Malagueta: "Su punto de mejora claro era defender a los pequeños. Si con Rubén la idea era que mejorara en ataque, con él la idea era hacerlo mejor defensivamente, para defender unos o dos. Había gente pequeña intensa en aquel equipo, que le hacía trabajar, como Morayo, Andrés Aguado o Quique Cortés, que le obligaban a esforzarse mucho. Mucho talento ofensivo y era especial en eso. En los momentos calientes, más quiere la bola y más va a tirarla y más va a meterla".

"No me esperaba que lo hiciera tan bien en una Universidad como Greensboro. Ha sido increíble, estupendo, verlo jugar como ha empezado la Liga, descarado, disfrutando en el campo, verlo en la conexión con Alberto. Quizá le está pasando que antes no lo ha pensado y ahora igual le da más vueltas, pero el reto es tener esa continuidad", admite Trujillo, que no tiene dudas sobre Alonso: "Conociéndolo, en la Copa, arrugarse no se va a arrugar, al contrario. En los Campeonatos siempre respondía, es cuando se motivaba más y daba su mejor versión. Va a dar la cara. Es verdad que es ante el Barça, un Euroliga top, pero de que Francis va a competir no tengo duda. Recuerdo en la final que perdemos en Cazorla en el Campeonato de Andalucía junior, aquel famoso del duelo entre Porzingis y Domas que acaba en la prórroga. Estaba en Sevilla Salash, que ahora fichó en Burgos. Saliendo él de banquillo un gran partido. Hizo el último tiro para ganar el partido en tiempo reglamentario, bien tirado y fabricado después de que jugáramos para él, pero se salió. Y en la prórroga perdimos. Hizo un partido muy bueno, se creaba el tiro. Se le veía superior. El tema era apretarle y exigirle el tema de la defensa".

De manera tangencial, Trujillo también asistió al desembarco de Nzosa, el último protagonista de este reportaje. "Este año está con el primer equipo desde el principio. Y el año pasado entre el confinamiento y que él no podía jugar lo vi muy poco, apenas algunos entrenamientos. Lo que todo sabéis, lo que cuentan de él, es verdad. Muy estudioso, muy buen niño de educación, consciente de donde está y de la oportunidad que tiene, de dónde viene. Saca buenas notas, lo que transmite en el campo no es una pose, es la verdad. El más mínimo detalle es positivo. Desde lo que hace en la pista a la actitud en el banquillo, el primero que se levanta, se recorre media pista en el tiempo muerto y anima al compañero que está más triste, verle cómo vive el partido. Hay quien dice que si se equivoca en la defensa del bloqueo... Es normal, pero siempre rehace su equivocación. No tiene techo".

El Unicaja va a la Copa con un alto porcentaje de ADN forjado en Los Guindos. Se ignora si dará para competir contra el Barcelona, pero hay que recordar cuál es el camino, en la coyuntura económica y social actual, para no perderse. Ante la duda, Los Guindos.

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