Del mal, el menos. Hay cierto sosiego en el Unicaja con la situación de Darío Brizuela. Quien más y quien menos se asustó bastante y se temió lo peor con sus gestos de dolor tras doblarse el tobillo después de pisar a Ilimane Diop. El vasco estaba bastante dolorido y debió ser ayudado por sus compañeros y fisios a retirarse del parqué del Carpena.
Brizuela tenía la articulación hinchada y se decidió que no volviera a la pista en el partido ante el Baskonia. De momento, el parte médico es un esguince en su tobillo izquierdo. Las exploraciones que se le hicieron en las horas posteriores al percance son tranquilizadoras. Su participación en el encuentro del miércoles ante el Tofas Bursa está complicada, todo dependerá de la evolución en las próximas horas. Pero visto cómo se retiró casi se hubiera firmado perderle por muy poco tiempo.
No obstante, no parece una lesión muy severa que pueda comprometer su presencia en la Copa del Rey, que comenzará en menos de dos semanas. Aunque, evidentemente, una dolencia así nunca es buena y frena el buen estado de forma del vasco, que ha encajado perfectamente, como una pieza en un puzle, desde su llegada.
Casimiro optó el sábado por repartir los minutos entre Alberto Díaz, Adams y Jaime Fernández para esas posiciones de uno y dos. Jugaron 31 minutos Jaime, 28 Alberto y 19 un muy desacertado Adams. De confirmarse la ausencia de Brizuela, tendrá más tiempo el técnico para planear el partido. A principios de temporada empleó a Toupane de dos con cierta frecuencia, pero con la reestructuración de la rotación decidió evitarlo.
Tras descansar el domingo, la plantilla del Unicaja retomará este lunes el trabajo para preparar un partido trascendental, al que desde el club se le da importancia máxima. Empezó el propio Luis Casimiro tras el partido ante el Baskonia a otorgarle trascendencia.
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