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Bar esconde trampas

  • El conjunto de Casimiro visita la pequeña ciudad montenegrina, donde sigue la hoja de ruta de la Eurocup

  • Importante conseguir la victoria para no descabalgarse del Unics Kazán

Luis Casimiro, Carlos Jiménez, Jaime Fernández y Alberto Díaz.

Luis Casimiro, Carlos Jiménez, Jaime Fernández y Alberto Díaz. / @unicajacb

Sigue la ruta de la Eurocup y la flecha indica Bar, una ciudad costera que baña el mar Adriático. Un territorio a una hora de la capital Podgorica, donde aún no jugó nunca el Unicaja en sus más de cuatro décadas de historia. Se estrena el club de Los Guindos en la caldera del Sportska Dvorana Topolica, un pabellón de antaño.

Tras Vilna, una nueva prueba de madurez. La competición tiene menos nivel que la Euroliga, pero sigue poniendo trampas peligrosas. En suelo balcánico, los de Luis Casimiro intentarán no quedarse atrapados en una. En Lituania pegó el cuadro cajista en este inicio de campaña el único resbalón. Avisó el técnico verde que la mentalización del partido va a ser óptima. A tenor de sus repeticiones, parece ser algo en lo que está poniendo bastante esfuerzo.

Hoy está en juego un triunfo importante, por asequible que pudiera parecer en un principio. La diferencia de nivel entre ambos equipos es amplia, pero estas salidas reducen la brecha. En caso de triunfo, el Unicaja se pondrá por primera vez en esta temporada en el torneo continental en balance positivo. Los malagueños siguen a la caza del Unics Kazán, que aún no perdió. En esta tercera jornada se cita con el Fiat Turín, que aún no despegó. La semana que viene, el martes, visita al Carpena. Sin duda, el partido más atractivo del Grupo D. Si todo ocurre según lo previsto, por potencial deben ser los dos equipos que se jueguen la primera plaza.

Al otro lado del parqué estará el Mornar Bar. No seduce el nombre, aunque hacen méritos los montenegrinos para colarse en la siguiente ronda. Un fenómeno que sería histórico para el conjunto balcánico. Aterrizan henchidos de moral tras salir por la puerta grande de Turín y derrotar al Partizán en su pista. Dos triunfos que le hicieron repuntar y coger confianza. Un plantel a la antigua usanza. Un importante núcleo serbio y montenegrino con varios americanos para dar el salto. Pavicevic tiene una rotación corta, con varias piezas por encima de los 30 minutos. Destaca el escolta Vranjes, su referencia anotadora. También Koenig y Micovic, su tres y cuatro. Los dos tienen capacidad para meter, su principal virtud. En el poste, Lukovic. En la manija el joven Rebic, que tuvo una corta aventura en el Bilbao Básket. Una plantilla que no es profunda, pero que hace un baloncesto práctico y eficaz. Es su principal, y casi única, arma.

No conoce la derrota el Unicaja en Montenegro, aunque será su tercera visita. Ya jugó en Pogdorica en dos ocasiones para enfrentarse al Buducnost, con sendas victorias (72-78 en la Euroliga, en 2002; y 62-86 en la Eurocup, en 2016). Espera un desafío diferente, pero complejo. Para poner a prueba al equipo de Casimiro, que quiere dar otro paso en este comienzo. Este, en la Eurocup.

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