Unicaja

Barcelona - Unicaja, 2º partido de semifinales de ACB: Colmillos afilados (21:00)

  • El Unicaja se apoya en la gran segunda parte del miércoles para empatar una serie donde se ve con fuerza; al margen del resquemor arbitral, urge la aparición de primeros espadas

  • El vestuario se ve preparado

Ibon Navarro y sus jugadores, durante el primer partido

Ibon Navarro y sus jugadores, durante el primer partido / ACB PHOTO

El Unicaja escenificó durante veinte minutos que sí tiene razones para mirar de tú a tú al Barcelona, ya de por sí algo extraordinario. Contra viento y marea, una plantilla que tuvo momentos de estrés, una mayoría de factores adversos, pero el equipo malagueño tuvo pelota para forzar la prórroga. Convertir al Barça en el Palau en un equipo terrenal tiene un mérito inmenso, pero ante un transatlántico de esta dimensión te obliga a no bajar del notable durante cuarenta minutos, con veinte no basta. Se puede desquitar el Unicaja esta noche (21:00 horas) y dar mucha vida a una serie que se visualiza igualada, un vestuario que ha ido relamiéndose en ese margen de 48 horas, bendito para el perdedor, el volver a competir de manera fugaz favorece a los malagueños. Un grupo enrabietado, desvergonzado y con lecciones aprendidas del miércoles. Es el día donde hay que dar un golpe a la eliminatoria.

Volvieron a lucir los chicos de Ibon Navarro una insistencia infinita, más vidas que un gato; el ir a remolque tantos minutos en el Palau te lleva a claudicar, pero los malagueños fueron capaces de maniatar a los de Jasikevicius por momentos. El 25-45 en rebotes es imposible de duplicar, un acto heroico, pero es difícil contemplar de nuevo un Unicaja tan negado de cara al aro, con un solo 19% en triples (6/31) y sobre todo el ver a tantos jugadores lejos de su nivel. No aparecieron Perry, Brizuela, Osetkowski, Will Thomas, primeros espadas a la hora de producir; a poco que alguno de esos actores salgan a escena, también poco de Kravish, Djedovic o la energía de Alberto Díaz, el Unicaja debería crecer ostensiblemente en el Palau. Son demasiados jugadores fuera, pese a todo ese hándicap, hubo opciones hasta el último segundo, eso sí que es innegociable.

Más lineal fue el Barça, no una versión excelsa, sí coral. Mencionar amenazas en una plantilla de 15 jugadores de primer nivel es elucubrar de más, pero tiene también amplio margen de mejora. Satoranky o Mirotic, los más brillantes en la serie con Valencia, no estuvieron especialmente lúcidos. El cuidar bien la pelota (solo 9 pérdidas) y un 45% en triples fue suficiente. El ver cuánto crece el Barça, porque debería ir hacia arriba con el paso de los días, y si el Unicaja muestra credenciales.

Con un trío arbitral al que se mirará con lupa, quejas públicas desde el club y jugadores con un aspecto que ya se tenía asimilado en la previa. Carlos Peruga, Vicente Bultó y Rafael Serrano, el primero estuvo en el cartel del Barça-Unicaja de la Copa. Han sido horas difíciles de digerir por cómo de inexplicable fue el criterio por momentos. Es una ley no escrita, el ir a un Palau o un Wizink te expones a unos arbitrajes donde solo se dan en este tipo de canchas, con tanto ruido mediático alrededor. El Unicaja ya ha mostrado su enfado, sin demasiada contundencia, pero suficiente como para poner ese picante. Otro panorama como el del miércoles ya sería demasiado cruel.

En un 92.8% pasó el equipo que arrancaba 1-0 (51 de 55 con este formato), nada halagüeño ese dato, por lo que las aspiraciones malagueñas dependerán en gran parte de este segundo punto. El mensaje es el mismo de hace unos días. Ilusión intacta, conciencia tranquila por los objetivos cumplidos, pero unos colmillos más afilados aún, por ver que sí se puede competir. Debe ser la hora del Unicaja en la semifinal.

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