La temporada del Unicaja avanza con ilusión, tanto en el club como en la afición malagueña, que poco a poco ha recuperado el hambre de ir al Carperna y dejarse la voz y las palmas de las manos por animar a su equipo. Los resultados y objetivos cumplidos han ido reactivando una masa social que jamás debió alejarse tanto del conjunto cajista como en las temporadas recientes. Son varios factores los que desde que en verano se acometiera la renovación de nueve integrantes de la plantilla han llevado a esta ola positiva que hace que en las gradas del Carpena haya cerca de 8.000 personas día si y día también.

Este domingo se volverá, si es que no se consigue, a rozar el lleno para recibir al Valencia, un rival ya clásico de los malagueños y que siempre suscita interés en el público. Con menos de 1.000 entradas disponibles para la venta al público, si los abonados cumplen su parte, el Martín Carpena se convertirá en una olla express para darle un empujón extra a los de Ibon Navarro.

La comunión entre afición y plantilla es total. Jugadores como Perry o Lima, que ahora está alejado de la cancha por su lesión de rodilla, se han sumado este curso a Alberto Díaz en la tarea de encender la grada durante los partidos. Es fácil observar la complicidad entre el base estadounidense y los aficionados, las muestras de cariño entre ambas partes son constantes.