El Barça no tuvo compasión con el Lenovo Tenerife (), que quedó desdibujado sobre un parqué del Carpena, donde 24 horas dejaba apeado al Unicaja. Siguiendo la tónica de la anterior semifinal y una Copa del Rey 2024 que se decidirá con un Clásico, predestinados en el sorteo de unas semanas y así será. Y con una trayectoria similar durante el torneo, un Barça que ha ido creciendo, esquivó al peligroso BAXI Manresa en los cuartos de final y se desencadenó, ya con un poso, de acumular días en Málaga, que reducen las opciones de sorpresa.

El partido fue descafeinado, una semifinal que quedó resuelta en el segundo cuarto, histórico en la Copa, porque se registró la mayor anotación en un cuarto (40); el Barça pasó del 14-16, con un Lenovo menos acertado pero manteniendo el pulso, a pasar por encima con ese 40-8 de parcial (54-24 al descanso). 14/17 en tiros y una actividad defensiva que desesperó al equipo de Vidorreta, sin esa capacidad de subsistir como sí hubo en cuartos de final, entregando la cuchara y una Copa del Rey virtualmente acabada. Pero con 20 minutos para disfrutar. Se puede ir satisfecho Lenovo por el partido del viernes, resaca emocional, y nulo margen de descanso, que pudieron pesar en la semifinal. Y si el Barça alcanza momentos de excelencia, es una cuesta demasiado empinada. El Barça gestionó esfuerzos, ya con el Real Madrid en el hotel, y que no fuese un partido pírrico. Puede ser peligroso el tener tal trámite, el cambiar el chip en unas horas, pero el desgaste es mínimo, como lo tuvo el Madrid, y se agradece.

Perdió peso el partido y lo estimulante estaba en la grada, con juegos de cánticos habituales en la Copa y los 10.547 espectadores del Carpena trataban de amenizar el tiempo ante la poca competitividad del partido. Pero es mérito del Barça, con otro gran partido de Willy, claro candidato a MVP si el Barça toca plata. Vuelve la normalidad a la Copa, sábado desangelado. Lo del Unicaja en Badalona fue una excepción extraordinaria.

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