Resultado y crónica del Unicaja - Iberostar Tenerife

La venganza de los ex (80-88)

  • Salin, Díez y Shermadini (55 puntos y 71 de valoración entre los tres) trituran a un Unicaja que exhibe los mismos síntomas que en Manresa y disgusta a su afición en el debut en casa

Sasu Salin compite un balón con Aleksa Avramovic.

Sasu Salin compite un balón con Aleksa Avramovic. / Marilú Báez

En tres días no se hace magia ni se ensamblan equipos. Los malos síntomas de Manresa se reiteraron en el estreno oficial en casa y el Unicaja encajó una derrota dolorosa ante el Iberostar Tenerife (80-88). El Unicaja exhibió el mismo precario estado de ensamblaje, con el amplificador que es hacerlo delante de la afición en el primer partido oficial. Hay que mentalizarse para un arranque duro de temporada en el que pueden caer las derrotas a pares. Porque a este equipo le falta muchísimo trabajo, exhibe una falta de conjunción que le penaliza mucho y hay muchos jugadores que no saben trasladar aún lo que el entrenador les pide. La reacción final, como sucedió en Manresa cuando el partido estaba ya muy difícil, da esperanzas sobre el margen de crecimiento que posee el equipo, que es inmenso porque se parte desde más abajo de lo que se pensaba.

Tras perder por más de 10 puntos durante casi toda la segunda mitad, el Unicaja se fabricó una opción para ganar el partido cuando Casimiro encontró un interruptor con el quinteto de los cuatro nacionales más Waczynski. Se colocó a cuatro puntos (71-75) el Unicaja a falta de tres minutos, pero Jaime, muy mejorado, se precipitó en un triple, Suárez falló una canasta bajo el aro y se salió de dentro otro triple de Waczynski, lo que se necesitaba para el sorpasso. Un triple de Sasu Salin sentenció el duelo a falta de 15 segundos y el Unicaja encajó su segunda derrota en dos partidos.

Se hizo más difícil de digerir la derrota cuando se vio que los tres mejores jugadores del rival fueron Sasu Salin, Dani Díez y Giorgi Shermadini, todos por encima de los 20 de valoración y con actuaciones verdaremante estelares. Especialmente motivado Díez, que fue aplaudido en la presentación y acabó recibiendo pitos, quizá por su efusividad a la hora de celebrar. Era un partido con aires reivindicativos para los tres. Y la teoría de que los ex fastidian se cumplió al 100% en el Carpena. Entre los tres sumaron nada menos que 55 puntos, 15 rebotes y 71 de valoración.

Es lógica la falta de compenetración, pero hay detalles preocupantes. Por ejemplo, la inferioridad en el rebote, que ya se evidenció en Sevilla y en Manresa. En un equipo que parecía haberse pertrechado para paliar las deficiencias en ese segmento del juego, otra vez 10 rechaces menos que el rival. El Iberostar sí exhibió mecanismos de mejor funcionamiento colectivo pese a que todo el equipo es nuevo y arrancó una merecida victoria del Carpena.

Elegar, Toupane, Avramovic o Ejim están aún desubicados, Thompson aún no coge peso en el juego y, en suma, se está en plena pretemporada, en ese reparto de roles obligado. Hubo algún momento de continuidad en el primer tiempo, en el que se llegó a dominar por 10 puntos (30-20), pero la segunda parte fue un quiero y no puedo. Se jugó al ritmo de Marcelinho en la pista y a lo que mandaba Vidorreta en el banquillo.

Dentro del mal cuerpo que se queda por el pobre arranque de temporada, el buen partido de Jaime Fernández (15 puntos, cinco asistencias y cinco recuperaciones), minutos de calidad al final de Rubén Guerrero o la percusión de Gerun, pese al ya anunciado problema con los tiros libres, fueron brotes verdes. Se necesita trabajo, pero tampoco hay mucho margen cuando llegan los dos partidos semanales. Es el momento, también, de creer en los jugadores y en el entrenador por el que se ha apostado en el seno del club.

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