La fenomenal actuación de Alberto Díaz, siendo determinante en muchos partidos, también a veces con números ofensivos como con esos dos triples matadores para decidir ante Francia, no oculta el notable Eurobásket realizado por Darío Brizuela. El vasco ha cumplido un rol concreto que ha ejecutado con tino y seguridad, el de ser un microondas que saliera a aportar en no mucho tiempo puntos y descaro para encontrar vías de anotación en los planes de Sergio Scariolo. Con algunas llamaradas como las del partido de Montenegro en la primera fase y de Finlandia en los cuartos de final, claves para decantar los partidos. Sólo en la final bajó de cinco puntos, aunque metió un triple en medio del recital de la primera mitad para extender la renta.

Brizuela ha estado más concreto, sin tanto balón y bote como cuando jugó en estas dos temporadas y media anteriores con el Unicaja. Pero focalizado en lo que mejor sabe hacer, atacar el aro. Ha tenido más presencia, por ejemplo, que Jaime Fernández, el otro ex cajista de las cuatro temporadas anteriores que también su subió al podio en Berlín aunque el madrileño se saliera en la final con la mejor versión del campeonato, con un gran comienzo de partido y un tercer cuarto fenomenal para aguantar. En pureza, es una medalla casi también cajista, aún no entrenó con su nuevo equipo, el Lenovo Tenerife.

Brizuela fue el octavo jugador más empleado, el escolta suplente. Durante este periodo de las ventanas se ha labrado un camino, con el resto de compañeros, hasta llegar a un gran campeonato en el que ha tenido un papel importante. Quizá sea extrapolable ese rol al que tiene preparado Ibon Navarro para él en Málaga. En este tiempo en el que ha estado en el Eurobásket se ha ido construyendo el equipo y ahora tiene que entrar en él. Lo hará con un impulso y un refuerzo importante, el de haber competido con éxito con la élite europea junto a su buen amigo Alberto Díaz. Deben darle al equipo un empujón en la fase previa de la BCL.